Mantener la mirada en lo que está haciendo Israel

Cinco periodistas palestinos de la cadena Al-Jazeera –entre ellos Anas al-Sharif, uno de los reporteros más destacados por su cobertura del genocidio en Gaza– y uno de Al-Quds murieron en un ataque israelí contra una tienda reservada para medios ubicada a las afueras del hospital de Al-Shifa, en Ciudad de Gaza. El Ejército sionista confirmó sin tapujos que se trataba de un ataque selectivo y lo reivindicó acusando a Al-Sharif de pertenecer al brazo armado de Hamas; por supuesto, sin prueba alguna.

Hay que recordar que se trata de los únicos periodistas que están sobre el terreno dando testimonio de los crímenes de guerra, porque Israel prohíbe el acceso a periodistas extranjeros. Todos los datos sobre el genocidio en Gaza son salvajes, y el del asedio a la prensa no lo es menos. El Gobierno de Gaza cuenta 237 periodistas muertos a manos del Estado sionista desde el 7 de octubre de 2023. El Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) contabiliza al menos 186 periodistas fallecidos en ese periodo. En un informe publicado este año, la Watson School of International and Public Affairs afirmó que en Gaza han muerto ya más periodistas que en ambas guerras mundiales, la de Vietnam, la de los Balcanes y la ocupación de EEUU en Afganistán juntas.

En su testimonio póstumo, escrito hace unos meses y que Al-Jazeera publicó ayer, Al-Sharif recordaba su experiencia y su compromiso con el periodismo: «Viví el dolor en todos sus detalles, experimenté el sufrimiento y la pérdida muchas veces, pero nunca dudé en transmitir la verdad tal como es, sin distorsión ni falsificación». Antes de concluir recordando a su hija y a su hijo, y demandando al mundo que «no olviden a Gaza», la misiva pide «que Allah sea testigo contra quienes guardaron silencio, quienes aceptaron nuestra muerte, quienes nos asfixiaron y cuyos corazones permanecieron impasibles ante los restos dispersos de nuestros niños y mujeres, sin hacer nada para detener la masacre que nuestro pueblo ha sufrido durante más de un año y medio». Es una demanda justa: que nadie calle ante semejante barbarie. Quienes miren para otro lado, además, no estarán haciendo periodismo.

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