Mucho índice de vivienda y poca intervención pública

Según los datos recopilados por el portal inmobiliario Idealista, el año pasado las rentas mensuales de las viviendas en alquiler subieron en todos los territorios de Hego Euskal Herria. La mayor subida se registró en Bizkaia (9,8%) y la menor en Gipuzkoa (5,8%). En cambio, los alquileres más caros se registraron en Gipuzkoa (16,1 euros el metro cuadrado) y los más baratos en Nafarroa con 10,5 euros el metro cuadrado. La metodología que usan estos portales para computar sus estadísticas es discutible y tiene un interesado sesgo al alza, pero no cabe duda de que reflejan de manera bastante fiable la situación del mercado.

En materia de vivienda, ayer entró en vigor el índice de referencia para la actualización de alquileres (IRAV) que teóricamente debería servir para evitar, o al menos reducir, los actuales repuntes en las rentas. Este índice estaba recogido en la Ley de Vivienda estatal, pero su impacto en el precio de los alquileres no será relevante en tanto en cuanto no se dediquen recursos a fiscalizar su aplicación. Lo mismo ocurre con el otro instrumento que entró en vigor ayer: el registro único de arrendamientos de corta duración. Un número de identificación que será obligatorio para todos los inmuebles que se arrienden durante cortos espacios de tiempo. En teoría este registro permitirá realizar un seguimiento de los alquileres a los que se ofrecen este tipo de viviendas. En la práctica, no se contemplan recursos para comprobar su uso, con lo que su impacto puede terminar siendo también testimonial.

Un año y medio después de que se aprobara la Ley de Vivienda, solamente Errenteria ha sido declarada zona tensionada, lo que da medida de la voluntad real de las autoridades autonómicas para encarar la que es una de las principales preocupaciones de la ciudadanía. Los fondos buitre y el alquiler turístico han alterado un mercado en el que no existe un seguro social en forma de parque público de vivienda en alquiler. A partir de esa constatación, es evidente que solamente la intervención activa en el mercado puede frenar la escalada de precios. Todo lo demás, nuevos índices y registros sin medios, es pecar de voluntarismo y de falta de realismo.

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