PNV y PSE son incapaces de salir de su laberinto

La asamblea del Consorcio de Residuos de Gipuzkoa (GHK) acordó ayer no recurrir la sentencia del Tribunal de Cuentas que confirmaba la absolución de los anteriores gestores de GHK, nombrados por Bildu, Ainhoa Intxaurrandieta e Iñaki Errazkin. En un primer momento, la noticia da la impresión de que finalmente se va a imponer el sentido común: confirmada la absolución, PNV y PSE deciden terminar con la persecución a la que han sometido a los antiguos responsables de GHK, precisamente por cumplir con el programa electoral con el que ganaron las elecciones forales de 2011.

Sin embargo, para explicar la decisión aluden a la dificultad para ganar el recurso, e incluso apuntan a que puede que no sea ni siquiera admitido a trámite. Es decir, vienen a constatar que el varapalo del Tribunal de Cuentas ha sido de tal calibre que reconocen que por esa vía no tienen nada que hacer en su pretensión de endosar las pérdidas a los anteriores responsables. No parece, por tanto, que la resolución sea fruto de una decisión política, sino de la impotencia. Para despejar cualquier duda al respecto, a renglón seguido explican que han encargado dos informes para explorar el recorrido que ofrece una sentencia firme del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco que declaró nulo el acuerdo de 2013 que rescindía el contrato de construcción de la incineradora. El objetivo es, una vez más, no tanto establecer las responsabilidades, como «cuantificar e identificar los posibles daños derivados». Para que no queden dudas: en primer lugar, cuantificar daños. Siguen,  por tanto, empecinados en tratar de ocultar el monumental desastre económico que organizaron y no ven otro modo que endosar parte de las pérdidas a los únicos que actuaron con responsabilidad.

PNV y PSE se echaron al monte a cuenta de la gestión de los residuos de Gipuzkoa y ahora son incapaces de encontrar una salida a ese laberinto en el que se metieron por querer construir a toda costa una incineradora que sobra.

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