Responsabilidad y voluntad de acuerdo van de la mano

El Gobierno de Nafarroa y EH Bildu sellaron ayer el acuerdo que permitirá aprobar los presupuestos del herrialde para 2026. Las cuentas se aprobarán, como en los últimos siete años, gracias a la abstención de la izquierda soberanista, que ayer aclaró que, pese a no ser su proyecto, es una norma que incluye varias medidas y partidas propuestas por la coalición y que permitirán mejorar la vida de numerosa gente. En este sentido, destaca el apartado que elevará a 1.100 euros las pensiones mínimas.

También el consejero de Economía y Hacienda, José Luis Arasti, se mostró satisfecho en nombre del Ejecutivo foral. Subrayó las largas negociaciones mantenidas para cerrar el acuerdo, así como la responsabilidad con la que han operado todas las partes, lo cual ha posibilitado llegar a un acuerdo que no responde al programa de ningún partido concreto, pero refleja algunas de las prioridades compartidas por quienes garantizan a día de hoy la gobernabilidad en Nafarroa.

Evidentemente, a nadie se le escapan las circunstancias: el Gobierno necesita a EH Bildu para aprobar las cuentas, y esta fuerza política ha manifestado reiteradamente su compromiso con no facilitar el regreso de la derecha. Esta ecuación, en su versión negativa, podría haber llevado al Gobierno a forzar las cosas y esperar el apoyo externo casi de forma gratuita, igual que podía haber llevado a la izquierda soberanista a exigencias maximalistas o ajenas a las cuentas. Pero cuando la voluntad de acuerdo es sincera, la responsabilidad es una consecuencia. El orden de los factores también cuenta y, una vez más, el Gobierno se ha asegurado de negociar y sellar el pacto con EH Bildu antes de presentar los presupuestos.

Las comparaciones son odiosas, pero dado que los partidos son los mismos, resulta inevitable observar la gobernabilidad en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa a la luz de lo que ocurre en Nafarroa. Todo lo que es voluntad de acuerdo en la última parece emerger como voluntad de veto en la CAV, donde PNV y PSE ignoran a la oposición allí donde tienen mayoría absoluta y, cuando necesitan a otra fuerza, optan por el bloqueo (Gipuzkoa) o por el PP, sea en Araba o para elegir al Ararteko.

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