Solo mirando a la izquierda salvará Macron el bloqueo
La precoz dimisión de Sébastien Lecornu, que no llevaba ni un mes en el cargo, vuelve a dejar al Estado francés sin primer ministro. Si Michel Barnier abandonó el cargo hace nueve meses tras una moción de censura, y François Bayrou lo hizo tras perder el voto de confianza al que se sometió a principios de septiembre, Lecornu se ha ido por la puerta de atrás tras el rechazo generalizado a su Gobierno. Se trataba de un equipo continuista que no hacía sino seguir el camino que llevó al fracaso a los anteriores ejecutivos.
La crisis política en el Estado francés es profunda y viene acompañada con dudas crecientes sobre la salud económica del país. El principal beneficiado del bloqueo es el Rassemblement National de Marine Le Pen, que aguarda con las encuestas a favor las presidenciales de 2027. La perspectiva es desalentadora, pero real. Si el resto de fuerzas no hace su trabajo coordinado para evitarlo, la victoria de la extrema derecha puede llegar como cae una fruta madura. Es una penosa tendencia en Europa, acaba de pasar en la República Checa.
La principal responsabilidad de la crisis sin fin en el Hexágono recae ineludiblemente sobre el presidente, Emmanuel Macron. Lecornu es el quinto primer ministro que ve caer en esta legislatura, pero sigue sin asumir que el bloqueo político no es un fenómeno meteorológico, sino la consecuencia de no aceptar lo que las urnas dijeron en las últimas elecciones legislativas, convocadas por él mismo en un incompetente error de cálculo. Antes de volver a adelantar los comicios, Macron podría empezar por asumir los resultados de 2024, que arrojaron una mayoría democrática frente al RN, con las izquierdas al frente. El inquilino del Elíseo se ha resistido hasta ahora a aceptar esta realidad, esperando que los disensos hicieran mella en la izquierda y confiando en que le apoyasen gratis por miedo al auge del RN. Pero no hay freno posible a la extrema derecha sin el concurso activo de la izquierda y las fuerzas democráticas. Así lo han defendido los electos vascos y EH Bai. Todo lo que no sea construir una base de entendimiento y cooperación entre demócratas seguirá alimentando el bloqueo y las aspiraciones de Le Pen.