Un éxito de Ipar EH y una oportunidad de país

La Mancomunidad Vasca eligió ayer al alcalde de Baiona, Jean-René Etchegaray, como su primer presidente. Así comienza la andadura de esta institución creada el 1 de enero y que comprende en su seno por vez primera a los 158 municipios de Ipar Euskal Herria. El camino para su constitución no ha sido sencillo, pero tras décadas de cerrazón en el más puro estilo jacobino, la perseverancia, el diálogo y el acuerdo dieron sus frutos, y la adhesión vasca desbordó las dos barreras preceptivas, con el apoyo del 70% de las corporaciones y 66% de la población.

Si bien es cierto que no supone una ruptura con la organización actual de Estado francés ni recoge algunas reivindicaciones históricas, la MV sí constituye en la esfera simbólica un logro histórico para los vascos y vascas del norte, y en la práctica una oportunidad de avanzar juntos tras años de inmovilismo absoluto. Así lo entendieron la mayoría de las fuerzas políticas del otro lado del Bidasoa, que haciendo de la necesidad virtud aceptaron esta fórmula como medio para continuar avanzando en el proceso de institucionalización. Ahora, una vez constituida, el primer reto pasa por implementar políticas propias para el conjunto de los municipios en los ámbitos de su competencia,  que van desde el desarrollo económico, el transporte o la vivienda hasta la gestión de residuos.

Más importantes si cabe son las puertas que esta Mancomunidad Vasca abre de cara a afrontar el futuro. Por primera vez desde hace muchísimo tiempo, perfila el mapa completo de Euskal Herria. Aunque dividido en tres ámbitos administrativos, se dibuja una referencia completa que sirve de guía para construir este pequeño país. La MV es ya una referencia válida para la colaboración con el resto de instituciones de Euskal Herria en temas de interés mutuo para el conjunto de la ciudadanía. Muestra de esa voluntad cooperativa fue la presencia ayer en Baiona de una amplia representación institucional, así como una nutrida presencia política y sindical. La MV es un paso que el tiempo y la voluntad política pueden convertir en salto.

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