Visiblemente emocionado y enfadado, Merin ha criticado la «falsedad» de algunas de las informaciones publicadas y la «violencia» con la que se ha tratado lo que era «una reflexión» sobre el futuro del rugby profesional en la zona.
De hecho, ha denunciado que tanto él como su familia han sufrido «amenazas» y «presiones» en los últimos días por personas opuestas a cualquier proyecto de fusión, y ha exigido «respeto».
«¿Quién soy para decidir todo yo solo? ¿Quién soy? ¿Cómo imaginar un proyecto así sin consultar las fuerzas vivas de nuestro club; accionistas, patrocinadores, afición y evidentemente los organismos sin los cuales es inimaginable montar un proyecto de esta importancia?», ha preguntado Merin para insistir nuevamente en que pone «fin a cualquier proyecto de reflexión sobre el futuro del rugby» para «proteger a mi familia y a los empleados del Aviron. Me parecía juicioso debatir junto a Biarritz, pero ante el escándalo prefiero parar».
«Si ha sido objeto de intercambio la posibilidad de crear, en el futuro, una nueva entidad que uniría todas las fuerzas del rugby vasco, es importante decir alto y claro que, contrariamente a lo que se ha informado por varias fuentes que se dicen informadas, nada ha estado realmente avanzado», ha explicado.