Soledad GALIANA
DUBLÍN

Sinn Féin dice «basta» a la arrogancia del DUP y fuerza nuevas elecciones

La negativa de la primera ministra unionista, Arlene Foster, a abandonar temporalmente el cargo para permitir una investigación de su gestión como titular de Empresa, Comercio e Inversión ha precipitado la dimisión del co-primer ministro norirlandés Martin McGuinness y pone fin al Ejecutivo formado tras los comicios de mayo de 2016.

Martin Mcguinness.
Martin Mcguinness.

«Hoy es el momento correcto para poner punto final a la arrogancia del DUP», afirmó el jefe negociador de Sinn Féin y co-primer ministro norirlandés, Martin McGuinness, en la carta de renuncia enviada al presidente de la Asamblea de Belfast, el unionista Robert Newton.

En la misiva, McGuinness recordaba que en sus casi diez años en el cargo –en los que ha compartido el liderazgo del Ejecutivo con los líderes del DUP Ian Paisley y Peter Robinson– se ha esforzado en asegurar el funcionamiento del Gobierno de Belfast, pese a que republicanos y unionistas «son diametralmente opuestos ideológica y políticamente», buscando soluciones y defendiendo el proceso de paz y de reconciliación entre las comunidades. Pero ha sido la negativa del DUP a avanzar en los compromisos alcanzados en las sucesivas negociaciones, junto a la irregular gestión de la ministra principal, Arlene Foster, salpicada por un supuesto caso de corrupción en los subsidios a la energía alternativa cuando era titular de Empresa, Comercio e Inversión, las que han precipitado el colapso del Ejecutivo.

En las últimas semanas se ha descubierto que el Plan de Incentivos para el Calor Renovable (RHI), creado en 2012, cuando Foster era ministra, va a costar a los norirlandeses la friolera de 400 millones de libras anuales hasta su conclusión. Inmediatamente salieron a la luz los esfuerzos de Foster para tapar el escándalo, su decisión de ignorar los primeros avisos en 2013 y su negativa a actuar ante las exigencias del que fuera el nuevo ministro a cargo del programa hasta su dimisión en noviembre de 2016, Jonathan Bell.

A pesar de que los partidos en la oposición, UUP, Alianza y SDLP, alzaron inmediatamente sus voces pidiendo la dimisión de Foster, la posición de Sinn Féin fue más cautelosa, solicitando que esta dejará temporalmente su cargo para asegurar la transparencia de la investigación pública sobre la implementación del programa. Sin embargo, la respuesta de Foster ha sido atacar. Ataque a su compañero de partido Bell, acusándolo de bullying. Ataque contra Sinn Féin, apuntando que su petición era una expresión de misoginia.

Finalmente, la publicación de sus cartas a los bancos norirlandeses solicitando que facilitaran a aquellos interesados los créditos necesarios para participar en el programa ha puesto fin a su mandato como primera ministra.

«Tengo la firme convicción de que el manejo de este asunto por parte del DUP ha estado completamente desfasado con el estado de ánimo del público, que está indignado por el despilfarro de dinero público y las denuncias de mala conducta y corrupción», apuntó McGuinness en su carta. «Es el fin del statu quo», aseguró. «Si piensan que después de las elecciones van a volver a sus ministerios como si nada, están equivocados», predijo McGuinness, a la vez que señalaba que se necesitarán negociaciones que pongan fin a los excesos del DUP y a sus actitudes discriminatorias con la comunidad LGBT, mujeres, gaélicoparlantes y la comunidad nacionalista en general.

 

Arlene Foster: una combinación de mala gestión y peor actitud

La hasta ayer primera ministra norirlandesa, Arlene Foster, acusa a Sinn Féin de abandonar el Ejecutivo por interés político y no por principios. Pero su gestión como ministra de Empresa, Comercio e Inversión y al frente del Ejecutivo deja mucho que desear. Su negativa a facilitar la investigación sobre del Plan de Incentivos para el Calor Renovable (RHI) y sus ataques a sus críticos le han costado la Jefatura del Gobierno.

Según investigaciones periodísticas y declaraciones de miembros de su partido, el DUP, Foster sabía que los números no cuadraban desde meses después de la puesta en marcha del RHI. En principio, la promoción de la instalación de sistemas de calefacción renovables en empresas y oficinas –con un presupuesto de 25 millones de libras para el período 2011-2015– fue bien recibida. Pero en 2016, una persona denuncio prácticas abusivas, como el caso de un agricultor que buscaba recaudar cerca de un millón de libras en 20 años para calentar un cobertizo vacío. En febrero de 2016, el nuevo ministro, Jonathan Bell (DUP), cerró oficialmente el programa ya que la falta de límite a la cantidad a pagar a cada usuario creó prácticas abusivas, como denunció el auditor general del norte de Irlanda, Kieran Donnelly. «Cuanto más calor se genera, más se paga», dijo.

Bell aseguró que los asesores de Foster intentaron borrar sus nombres de los documentos del RHI.S.G.