XANDRA ROMERO
SALUD

Cómo llevar a cabo de forma adecuada una dieta blanda

Estoy convencida de que no pocas veces habéis oído hablar de la que ya se ha convertido en famosa dieta blanda. A diferencia de otras, no tiene fines estéticos si no que se trata únicamente de una dieta terapéutica. Sin embargo y aunque su uso es muy frecuente, no siempre suelen quedan claros los fines para los que se prescribe y cómo llevarla a cabo correctamente.

Normalmente está destinada a utilizarse en casos de diarreas o gastroenteritis debido a su función astringente; sin embargo, acotar a esta patología el fundamento de esta dieta es reducir demasiado su utilidad, pues también se puede utilizar tras la recuperación de una cirugía, en casos de problemas de masticación y/o deglución o para pacientes con enfermedades gastrointestinales como la gastritis, colitis o úlceras digestivas. Asimismo, puede ser apropiada para el tratamiento en diversos tipos de cáncer, en el Alzheimer o el Parkinson, así como para ayudar en alteraciones hepáticas y renales o para la preparación de ciertas pruebas clínicas. 

En general, el término hace referencia a distintas dietas con alimentos de consistencia blanda y con poco contenido en fibra pero que incluyen una adecuada cantidad de los nutrientes que necesitamos a diario. Constituye también la transición entre la dieta líquida y la dieta normal.

Incluye básicamente cereales refinados (pasta, arroz, papillas de cereales, pan blanco o biscotes), carnes y pescados blancos hervidos o asados, huevos ( primero, la clara y si se tolera bien, se incluye después la yema), lácteos naturales y sin azúcar, verduras cocinadas o en puré, frutas en compota, cocidas o asadas, y como bebidas, únicamente agua, infusión y caldos desgrasados.

En contrapunto, la dieta blanda excluye los cereales integrales y la bollería, carnes y pescados grasos, verduras crudas o aquellas más propensas a generar flatulencias (coles de bruselas, brócoli, coliflor, puerro o berza, por ejemplo), las frutas enteras y crudas (salvo el plátano maduro), las legumbres y, por supuesto, las bebidas como café, té, alcohol, refrescos (incluidas las bebidas para deportistas) y los zumos ácidos.

Pero, además, es necesario seguir otras indicaciones para llevarla a cabo de forma adecuada como, por ejemplo, tener en cuenta la necesidad de reducir la cantidad de las comidas y aumentar su frecuencia, y comer despacio para favorecer una adecuada masticación. Asimismo, ha de cumplirse la pauta dietética de forma estricta; es decir, ingerir solo aquellos alimentos que estén pautados. Y es importante evitar el consumo de alimentos muy fríos o muy calientes.

Como hemos comentado, la dieta blanda puede ser variada y personalizada incluso si somos vegetarianos. En este caso, además de los cereales refinados, son válidos los purés de legumbres pasados por el chino, aunque siempre tomados en cantidades moderadas. El tofu blanco y el seitan sin condimentar ni ahumar constituyen a su vez una buena opción, así como las bebidas vegetales sin azúcar, sobre todo las de almendra, arroz y avena debido a su mayor digestibilidad.

En definitiva, lo esencial es ir introduciendo nuevos alimentos progresivamente de menor a mayor consistencia y pasar de preparaciones culinarias suaves a aquellas de mayor elaboración, hasta finalmente retomar nuestra dieta habitual.