Por mucho que se quiera negar la certeza, los únicos perjudicados son los que sostienen lo contrario. Las estadísticas hay que interpretarlas a largo plazo, porque lo fundamental son las tendencias. Cuando Daniel Bell escribió “El fin de la ideología” en 1960, todo lo que está aconteciendo en Europa, muestra su enorme error de interpretación. Las elecciones en Galiza y Euskal Herria, sus resultados evidencian una vez más, que el voto ideológico es un componente esencial. La derecha tiene ideología, por mucho que alguna supuesta izquierda lo ignore. La matraca de la nueva política, de la casta y los de arriba y abajo, destila un proyecto cuyo componente esencial es: ¿qué hay de lo mío? Este plan fabricado por jóvenes profesores de ciencia política, en definitiva, tecnócratas del pensamiento, arropados por una izquierda fracasada, que en la transición sólo les interesó aceptar: sueldo y silla. Afortunadamente de todo este revoltillo no saldrá nada. No tienen capacidad de análisis respecto lo ocurrido en el Brexit, sus coordenadas saltaron por los aires con el abrazo del oso de Syriza. El futuro de la izquierda y de la derecha inteligente, está en la mano de una buena interpretación del Brexit.