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Los kurdos avanzan en Siria pese a los ataques y amenazas de Turquía

Las fuerzas kurdas se han apoderado de Tall Rifaat, uno de los bastiones rebeldes en el norte de Siria, a pesar seguir soportando los bombardeos de Turquía, que ha amenazado con intervenir con la máxima dureza si siguen avanzando hacia el oeste. Los kurdos se encuentran ya cerca de la frontera turca. A la vez, Ankara y Rusia elevaron el tono de su enfrentamiento, mientras Occidente asiste impotente a esta escalada verbal y militar, incluso entre sus aliados.

Las milicias kurdas de las Unidades de Protección Popular (YPG) se apoderaron ayer de la mayor parte de Tall Rifaat, bastión rebelde en el norte de Siria, a pesar de que Turquía siguió bombardeando sus posiciones. Por encima de cualquier cosa, Ankara no está dispuesta a que los kurdos unan y consoliden los territorios que controlan en el norte de Siria. Incluso donde no atacaron al Estado Islámico (ISIS), junto a la frontera turca, lo hacen ahora con dureza contra las milicias kurdas.

El primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, advirtió de que si las YPG avanzan hacia el oeste, Turquía responderá «con la máxima dureza». Y reiteró que el río Eúfrates y la región de Afrin son las «líneas rojas» que ha marcado para la presencia kurda. En particular, Davutoglu subrayó que no permitirá que las YPG tomen la localidad de Azaz, en manos de milicias islamistas. Reconoció que, de no ser por la intervención turca, que no se ha interrumpido desde el sábado, los kurdos habrían tomado Azaz, ya prácticamente rodeada. «Si se aproximan de nuevo, verán la más dura de las reacciones. No vamos a permitir que caiga Azaz», insistió.

En la misma región se encuentra la base militar aérea de Meneg, que hasta el avance kurdo controlaban los insurgentes islamistas aliados a Al Qaeda, a los que protege Turquía. Davutoglu aseguró que la dejarán inutilizada si las YPG no se retiran de la zona. Cumpliendo la amenaza, al poco de que las YPG anunciaran la toma de Tall Rifaat, la artillería turca comenzó a bombardear la ciudad.

Firat Xelil, portavoz de las YPG, aseguró que los bombardeos eran incesantes durante el día y la noche. «Hemos recibido más de mil ataques», aseguró a la vez que denunció que «el Ejército turco está apoyando al Frente al Nosra (filial de Al Qaeda en Siria) contra nosotros».

«Se trata de territorio kurdo, los kurdos viven ahí y no tienen intención de abandonarlo», afirmó el representante en Moscú del PYD, el principal partido kurdo en Siria, Abd Salam Alí, quien sostiene que el PYD «representa no solo los intereses de los kurdos, sino también de los árabes, los yazidíes, los cristianos, todos aquellos que viven en el Kurdistán». «¿Acaso estos destacamentos son peores que el Frente al Nosra, organización reconocida por todos como terrorista, que controló la base aérea antes de ser expulsada por nosotros?», se preguntó Alí. En cuanto a los ataques turcos, Alí aseguró que «solo murieron uno o dos combatientes nuestros», pero que fundamentalmente mueren civiles.

Rusia y Turquía elevan el tono

Además de tomar Tall Rifaat, con el apoyo de bombardeos rusos, las Fuerzas Sirias Democráticas (FSD), que agrupan a las YPG y milicias asirias y árabes, se hicieron con Kafr Naya. En la misma zona, el Ejército sirio anunció que también había tomado las localidades de Masqan, Ahrad y Al Tiba, en este caso en combates contra el ISIS, y está próximo ya a cerrar el cerco sobre la ciudad de Alepo.

Y es que el norte de Siria se ha convertido en escenario de una sangrienta carrera hacia la frontera turca, que puede acabar con la presencia insurgente antes de la fecha del comienzo del alto el fuego pactado entre Rusia y EEUU, que, en este contexto, tiene pocas garantías de ponerse en práctica.

La amenaza turca ha creado además una enrevesada situación al enfrentarse a los kurdos, apoyados por EEUU, a su vez aliado de Turquía.

En esa internacionalización del conflicto, Moscú y Ankara elevan el tono de su enfrentamiento. Rusia denunció «las acciones agresivas de Turquía» que consideró «un apoyo expreso al terrorismo internacional».

El primer ministro turco replicó acusando a Rusia de comportarse como «una organización terrorista» que «lleva a cabo ataques bárbaros contra la población civil». Davutoglu amenazó con oponer una «respuesta extremadamente dura».

Las potencias occidentales asisten impotentes a la escalada verbal y a la militar. EEUU urgió a Rusia y a Turquía a evitarla y a dialogar sobre el conflicto. John Kirby, portavoz del Departamento de Estado, instó a Turquía y a los kurdos a centrarse en la amenaza común del Estado Islámico (ISIS), lo que aumentó la irritación de Ankara.

Por otro lado, el ministro turco de Defensa, Ismet Yilmaz, negó que sus tropas hayan cruzado la frontera con Siria, como denunció Damasco. Arabia Saudí sí confirmó el envío de aviones de combate a Turquía para participar en la ofensiva militar que, como el resto de actores de la guerra, justifica por la lucha contra el ISIS.

 

Al menos 145 cadáveres entre los escombros de Cizre

La ofensiva turca contra los kurdos se produce también en el interior de sus fronteras. Un grupo formado por asociaciones de abogados y ONG para el seguimiento de las matanzas denunciaron que se han hallado al menos 145 cadáveres tras la intervención de las fuerzas turcas en el devastado distrito de Cizre, al amparo de varias semanas de toque de queda, y revelan una masacre más grave de lo que se temía en un principio. Los cuerpos han sido enviados para su autopsia a varias localidades, pero este grupo alertó de que la Fiscalía turca intenta enterrarlos «con la intención de ocultar la verdadera dimensión de la masacre y preparar el terreno para otras masacres». Por otra parte, coincidiendo con el 17 aniversario de la detención del líder kurdo Abdulah Oçalan, ayer llegó a Estambul una delegación internacional liderada por el que fue abogado de Nelson Mandela, Essa Moosa, con la intención de entrevistarse con Oçalan, aislado en la isla de Imrali, así como con políticos y ONG. GARA

 

50 muertos en ataques a escuelas y hospitales en zonas rebeldes

La ofensiva por el norte de Siria está aumentando las matanzas entre civiles. Ayer, al menos 50 murieron en bombardeos contra cinco hospitales y dos colegios en las provincias sirias de Alepo e Idleb. De ellos, 23 fallecieron por el impacto de misiles en tres hospitales y una escuela en localidades bajo control de los insurgentes sirios. Y otros 14 murieron en la localidad de Azaz, por la caída de misiles en una escuela en la que se refugiaban familias que huyen de la ofensiva del Gobierno de Bashar al Assad y en un hospital para niños.

Las bombas también atacaron otro refugio para desplazados al sur de la localidad y un convoy de camiones. «Hemos estado trasladando a decenas de niños gritando del hospital», relató el médico Juma Rahal, que precisó que al menos dos de ellos murieron y decenas de personas resultaron heridas.

En otro incidente separado, varios misiles impactaron en otro hospital apoyado por Médicos Sin Fronteras (MSF) en la localidad de Marat al Numan, en la provincia de Idleb, El presidente de MSF-Francia, Mego Terzian, afirmó que «hubo al menos siete muertos entre el personal y los pacientes y al menos ocho miembros del personal de MSF han desaparecido y no sabemos si están vivos». MSF aseguró que se trató de un ataque deliberado contra la instalación sanitaria que priva de acceso a 40.000 personas residentes en ese área.

Los residentes locales responsabilizan a los bombardeos rusos, denunciando que los aviones del Kremlin fueron más numerosos y las municiones más potentes que las empleadas normalmente por el Ejército sirio. «Fue destruido por la Fuerza Aérea de EEUU. La Fuerza Aérea rusa no tiene nada que ver», alegó, por su parte, el embajador sirio en Moscú, Riad Haddad, a pesar de que se trata de una zona donde no interviene la coalición que lidera Washington y sí la aviación rusa.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, recalcó que «estos ataques son una flagrante violación del derecho internacional», apuntando además que «arrojan dudas sobre los compromisos asumidos por el Grupo Internacional de Apoyo a Siria» el 11 de febrero en Múnich, donde se acordó una tregua. GARA