Otra injerencia de una crueldad insoportable

Las últimas operaciones militares de Israel contra Hizbulah y la población civil libanesa han roto esquemas y límites. El martes explotaron en Líbano de forma simultánea cientos de aparatos de comunicación y ayer hubo una nueva remesa de deflagraciones. Por ahora han dejado más de veinte muertes –entre ellas dos menores– y miles de personas heridas, algunas muy graves. Dejando de lado especulaciones sobre cuestiones operativas y de inteligencia, nadie duda de que detrás de estos ataques está el Gobierno de Benjamin Netanyahu. El Ejecutivo sionista continúa acumulando crímenes de guerra y pruebas del genocidio contra Palestina, desatendiendo los mandatos de la comunidad internacional, escalando el conflicto a toda la región y sin rendir cuentas ante la sociedad israelí por los errores que facilitaron el ataque de Hamas el 7 de Octubre y la toma de rehenes. 

Todos los organismos internacionales de derechos humanos han denunciado el salto cualitativo que suponen estas agresiones indiscriminadas contra la población civil de Líbano. Uno más de una larga lista de crímenes sin respuesta. Israel no para de decir que sus ataques son «quirúrgicos», pero en ellos no dejan de morir menores y civiles. Argumenta el derecho a defenderse, pero no para de atacar y niega ese derecho al resto. Dice que no aceptará injerencias pero no deja de hacer incursiones en territorios ajenos para realizar operaciones ilegales, empezando por la Palestina ocupada, pero también en otros países soberanos. El secretario de Estado norteamericano, Anthony Blinken, está de visita en la región intentando «lograr un alto el fuego», dice. Ayer, tal como hizo con el atentado en Teherán contra el líder de Hamas Ismael Haniyeh, afirmó que EEUU no tenía noticias de estos ataques. Es una postura ridícula en todos los sentidos. Sin su apoyo militar y político a Netanyahu nada de esto sería posible.

Está claro que Israel no va a hacer desaparecer a Hamas, ni a Hizbulah, ni a otras resistencias. Su Gobierno miente cuando dice que ese es su objetivo, y quienes dan por bueno ese dogma no hacen sino dar cobertura a sus crímenes. Hay que hacer todo lo posible para parar a Netanyahu y su Gobierno.

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