Caty ARÉVALO (Efe)
Fairbanks

Alasqueños desplazados por el cambio climático

Esau Sinnok sólo tiene 19 años y ya le ha dado tiempo a ver cómo el mar se ha tragado tres campos de fútbol en los que ha jugado desde pequeño; tan pronto como sea posible él y el resto de los 649 habitantes de Shishmaref (Alaska) deberán abandonar la tierra que habitan desde hace miles de años.

Hogar de la comunidad esquimal Iñupiaq, Shishmaref, una isla situada a siete kilómetros del continente, al norte del estrecho de Bering que separa EEUU de Rusia, ha perdido un kilómetro de costa en los últimos 50 años. La madre de Sinnok duerme más tranquila desde que el pasado verano vino a estudiar a Fairbanks, la ciudad más grande del centro de Alaska, porque como muchas otras mujeres de Shishmaref vive con la angustia de que una ola arrase la comunidad y se lleve por delante a sus hijos.

El cambio climático ha elevado la temperatura en Alaska entre 2 y 3 grados en el último medio siglo, más del doble que la media del resto del planeta, derritiendo la capa de hielo que ejercía de barrera protectora frente a la erosión y a las tormentas que ahora devoran las comunidades costeras.

En 2001, Shishmaref votó reubicarse en tierra firme, a varios kilómetros de la costa.

«No tenemos elección», explica Romy Cadiente, coordinador de la tribu Yupik de Newtok, un pueblo costero en el delta del río Ninglick, 600 kilómetros al sur del estrecho. La Armada de EEUU ha determinado que no hay manera de proteger el pueblo, ni ingeniería capaz de construir una barrera contra tan arrasadora erosión. Newtok pierde 25 metros de costa al año y puede quedar completamente sumergido en 2017.

En colaboración con organismos estatales y federales, «la tribu ha decidido moverse a una nueva localización 16 kilómetros al interior, más elevada y segura», explica Aaron Cooke, arquitecto de la Universidad de Fairbanks, que ayuda a la comunidad en el proceso de reubicación desde hace siete años.

Los esquimales de Newtok son gente sin recursos que vive de comer las focas que pescan y las aves migratorias que cazan. «Newtok es una película de terror a cámara rápida, no hay forma de levantar un pueblo desde cero en los menos de dos años que va a tardar en desaparecer el actual», dice el arquitecto.

Obama ha pedido autorización al Congreso para destinar 400 millones «para cubrir las circunstancias a las que se enfrentan estas comunidades por la subida del nivel del mar, la erosión y las tormentas».