Vestidas de negro y portando paraguas, miles de polacas se manifestaron ayer en varias ciudades del país contra las nuevas iniciativas que intentan limitar el derecho al aborto en una de legislación que ya se encuentra entre las más restrictivas de Europa. La primera jornada de la «huelga de mujeres» tuvo lugar el 3 de octubre. Tres días más tarde, presionado por las manifestaciones masivas en las que participaron más de 100.000 mujeres en todo el país, el Gobierno populista de Derecho y Justicia (PiS), tuvo que rechazar un proyecto de ley que en la práctica prohibía el derecho al aborto.

Sin embargo, unos días más tarde, el presidente del PiS, Jaroslaw Kaczynski, aunque dijo rechazar la prohibición y las penas de cárcel, volvió a poner sobre la mesa más restricciones al anunciar que su partido quería endurecer la ley del aborto para impedirlo en los supuestos de grave malformación del feto, incluso cuando se sabe que el bebé morirá al nacer, «de manera que el niño pueda ser bautizado, enterrado y tener un nombre».

Injerencia de la Iglesia católica

«Hemos conseguido que se rechace una ley absurda y, en consecuencia, la tensión en el país ha caído. Pero justo ahora el poder quiere aprovechar para introducir una nueva ley, puede que menos absurda, pero igualmente inaceptable», afirmaba Aleksandra Sekula, una de las manifestantes ayer.

En esta segunda edición de la «huelga de las mujeres» las manifestantes denunciaron la injerencia de la Iglesia en la política y las violaciones de los derechos de las mujeres, así como «la inacción del Estado en este campo». El PiS asume las directrices católicas en su ideario.

«Actualmente, la Iglesia se inmiscuye en la política y en el derecho del país. Hace chantaje a los partidos políticos y se mete en asuntos que no le conciernen», denunciaba a la agencia AFP Bozena Przyluska, una de las organizadoras.

«Nosotras luchamos, entre otras cosas, por un Estado laico, por el derecho a la contracepción y por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres en materia de salarios», explicaba otra organizadora, Kamila Majer.