Khalid Masood, nacido en el condado de Kent y vecino de Birmingham de 52 años –una edad poco usual en el perfil de atacantes yihadistas– fue quien sembró el pánico en el atentado de Westminster el miércoles. No fue hasta media tarde cuando las autoridades británicas publicaron la identidad del atacante, que falleció abatido por la Policía tras acuchillar mortalmente al agente Keith Palmer y atropellar a todo el que encontraba a su paso en el puente de Westminster. Masood había sido arrestado años atrás acusado de delitos de orden público y tenencia de armas. Horas antes, en el Parlamento, Theresa May había reconocido que tanto la Policía como los servicios de Inteligencia le habían fichado por su vinculación con el extremismo. Sin embargo, resultó ser una «figura periférica».

Antes de que se conociera su identidad, el Estado Islámico (ISIS) había difundido una reivindicación del ataque en la agencia de noticias Amaq, aunque Scotland Yard analizaba si, aunque Masood actuó inspirado por las ideas del ISIS, el grupo yihadista habría aprovechado la oportunidad para reivindicar un ataque que no había ordenado directamente.

La investigación continúa abierta y Scotland Yard se refugia en la extrema prudencia para que no se vea comprometida. Aunque se cree que el atacante actuó en solitario, durante el día de ayer se practicaron ocho detenciones entre Birmingham y Londres de ciudadanos sospechosos de preparar actos «terroristas», según explicaron fuentes policiales. Los arrestados, tres mujeres y cuatro hombres, tienen entre 21 y 58 años.

Paralelamente, la ciudadanía mostró su repulsa al ataque en una vigilia en la plaza de Trafalgar, convocada por el alcalde de Londres, Sadiq Khan. Miles de personas se concentraron ante la National Gallery para lanzar el mensaje de rechazo a lo acontecido. Es el caso de tres jóvenes musulmanes que acudieron desde una mezquita del sur de Londres vestidos con camisetas en las que se podía leer «Soy musulmán». «Esto no tiene nada que ver con la religión –recalcó uno de ellos–. Quienquiera que conozca el islam sabe que se trata de una religión pacífica. Estamos indignados por lo que ha ocurrido y nuestros pensamientos están con las familias de las víctimas». No en vano, Muslims United for London ha recaudado más de 5.000 libras para los afectados por el ataque.

A última hora de ayer se confirmaba una quinta víctima mortal, un hombre de 75 años. Los otros cuatro fallecidos (atacante incluido) fueron identificadas a lo largo del día. A Aysha Frade, la mujer británica de origen gallego, se sumaba el ciudadano estadounidense Kurt Cochran. Todavía siguen hospitalizadas más de veinte personas, varias en estado crítico, que están siendo atendidas en diferentes hospitales de Londres.

El mil veces fotografiado skyline de Londres mostraba todas las banderas de los edificios oficiales y embajadas ondeando a media asta. Y aunque la primera ministra, Theresa May, recalcase que «contra este atentado a la democracia, el reunirnos en el Parlamento otra vez es la mejor respuesta», la sensación de normalidad aún no ha llegado del todo a las calles. Hasta última hora de ayer, los servicios forenses seguían trabajando sobre el terreno en busca de pistas y la zona permanecía acordonada, si bien el puente de Westminster ya se encuentra reabierto.

Ayer en el pleno del Parlamento se vio lo que hacía mucho tiempo no se percibía: unidad entre los diputados, al menos en el primer punto del orden del día referente al ataque. El líder de la oposición, Jeremy Corbyn, vestido de luto, reconoció la labor del oficial apuñalado y extendió su agradecimiento a los cuerpos de seguridad. No obstante, se ha anunciado que las medidas de protección de Westminster serán revisadas. El nivel de alerta sobre atentados continuará establecido en 4 de 5, es decir «altamente probable».

Alarma en Amberes (Flandes)

Un ciudadano francés fue detenido tras una persecución al vehículo que conducía y que, según la Policía, habría puesto en peligro a peatones –que tuvieron que «apartarse y arrimarse a la pared»– al circular a gran velocidad en una arteria comercial y peatonal de Amberes. La Fiscalía belga le identificó como Mohamed R., de 39 años, nacionalidad francesa y residente en el Estado francés –aunque una fuente de la Policía gala aseguró que es un tunecino con tarjeta de residencia–. Fuentes policiales informaron del hallazgo en el maletero del coche de una escopeta, otras armas y un bidón con un producto no identificado.

El alcalde de Amberes, en Flandes, Bart de Wever, evocó «un posible atentado terrorista», pero fuentes próximas a la investigación apelaron a la prudencia y dijeron que el hombre, conocido por delitos comunes, se hallaría «bajo la influencia» de alguna sustancia, que no precisaron GARA