Isidro ESNAOLA
BANCOS Y PARAÍSOS FISCALES

LA ISLA DE LA TORTUGA SE MODERNIZA Y SE EXPANDE

La Unión Europea exige a los bancos que den información sobre su actividad desglosada país por país. Los datos así recabados muestran el relevante papel que desempeñan los paraísos fiscales en el desvío y ocultación de beneficios, tanto propios como ajenos.

Los piratas modernos ya no utilizan galeones repletos de tesoros para poner a buen recaudo las riquezas expoliadas por todo el mundo. Hoy en día una amplia gama de actores interviene en el negocio de desvío y ocultación de los tesoros usurpados. En la industria de la elusión, la evasión fiscal y la ocultación de bienes participan abogados, contables, gestores de patrimonios, auditores y, por supuesto, los bancos.

Eso que intuíamos quedo claro cuando ahora hace un año se hicieron públicos los llamados «Papeles de Panamá». En ellos se daba cuenta de la actividad del bufete de abogados panameño Mossack Fonseca en la creación de empresas pantalla en paraísos fiscales por encargo de los bancos y de clientes ricos que querían evadir impuestos y ocultar su fortuna. El escándalo no era nuevo. Antes hubo otras filtraciones similares como Offshore leaks en 2013 y Swiss leaks en 2015, y, posteriormente, quedaron al descubierto los entresijos de Bahamas leaks. Todas estas informaciones revelan el funcionamiento de la piratería moderna.

La directiva 2013/36/EU del Parlamento Europeo y del Consejo del 26 de junio de 2013 se aprobó con el fin de controlar más estrechamente la actividad de los bancos y obliga a los que tiene sede en la UE a, entre otras cosas, informar de sus actividades desglosándolas país por país. Oxfam Internacional ha analizado los datos publicados por los veinte mayores bancos de la UE y la conclusión a la que ha llegado es inapelable: los bancos desvían gran parte de sus beneficios a paraísos fiscales.

Llenar el cofre del tesoro

Los veinte mayores bancos europeos contabilizaron algo más de uno de cada cuatro euros de beneficio en un paraíso fiscal. Sin embargo, su negocio en estos países solamente representa un 12% del conjunto y el número de empleados trabajando en ellos apenas llega al 7% del total. Semejante desproporción solo puede explicarse porque los negocios que realizan allí los bancos son extremadamente lucrativos o, lo más probable, porque se trata de un desvío de beneficios obtenidos en su actividad por todo el mundo para aprovecharse de la baja tributación.

Si la rentabilidad media de los bancos es del 19%, en los paraísos fiscales se eleva hasta un 42%, es decir, ganan más del doble. Por el contrario, en sus países de origen los bancos declaran una rentabilidad media del 11%, o lo que es lo mismo, aproximadamente la mitad de la media. Estos datos evidencian que los bancos realizan un trasvase de beneficios hacia los paraísos fiscales para pagar menos impuestos y acumular riqueza fuera del escrutinio público, es decir, llenan el cofre del tesoro y lo esconden.

Este desvío de beneficios, además de eludir el pago de impuestos, empobrece a los países en los que se han generado, que pierden ingresos y la posibilidad de invertirlos; y, además, concentra todavía más la riqueza en los grandes accionistas de esos bancos.

Ocultar la riqueza de los clientes

Como mostraron los «Papeles de Panamá», los bancos no están solo en los paraísos fiscales para esconder sus propios beneficios. También se ubican en ellos para ayudar activamente a sus clientes a defraudar, sean estos personas físicas o empresas. Así, por ejemplo, el bufete Mossack Fonseca registró más de 15.600 filiales de 500 bancos utilizando sociedades que estaban registradas en su gran mayoría en otros paraísos fiscales como Hong Kong, Suiza y Luxemburgo.

Los bancos no solo crean filiales sino también sociedades con el fin de realizar operaciones ficticias. De este modo, y aprovechando el secreto que ampara a estas sociedades en estos paraísos, los bancos simulan actividad para esconder las fortunas de sus clientes. La lista de bancos europeos con más empresas creadas en paraísos fiscales la encabezan los suizos UBS y Credit Suisse, pero entre los diez primeros se incluyen otros analizados en el informe de Oxfam como HSBC, Société Générale, Crédit Agricole, BNP Paribas y Santander.

Sociedades ficticias y operaciones simuladas son los medios que utilizan los modernos bucaneros para mover sus tesoros y los de sus amigos de una jurisdicción a otra.

Patente de corso

De manera similar a los piratas, los paraísos fiscales cuentan de hecho con patente de corso que les permite ignorar las reglas de información y transparencia. Estas jurisdicciones opacas amparan tanto las operaciones realizadas por los bancos para defraudar por cuenta propia o ajena, como aquellas otras de alto riesgo que en los países de origen –con unos controles mucho más estrictos– no podrían ejecutar.

De esta forma los paraísos fiscales permiten asumir a los bancos riesgos muy por encima de lo pautorizado en sus países de origen, generando con ello inestabilidad en el sistema financiero mundial.

Recomendaciones de Oxfam

El informe concluye apuntando que los informes país por país de los bancos ofrecen gran cantidad de datos sobre sus maniobras, dejando en evidencia que hay un enorme desequilibrio entre los lugares donde realizan su actividad económica real y donde trabajan sus empleados, y aquellos otros en los que se declaran los beneficios. Por esta razón Oxfam propone que esta clase de informes sea obligatoria para todo tipo de multinacionales a partir de un determinado volumen de facturación.

Otra conclusión del estudio es que el traslado de beneficios de una jurisdicción a otra es en gran medida fruto de esa competencia en bajar impuestos que reduce la contribución de los más ricos en detrimento de los más pobres. En una carrera a la baja de impuestos pierden siempre los más pobres.

El informe de Oxfam considera que los bancos deberían divulgar su política fiscal. No solamente se trata de cumplir la legalidad, la responsabilidad fiscal obliga a contribuir en la financiación de los bienes públicos de los que las propias empresas al fin y al cabo dependen.

Los informes país por país se han revelado como un potente instrumento para observar las prácticas de elusión y evasión fiscal.

 

No todos los paraísos fiscales ofrecen la misma carta de servicios

Cada paraíso fiscal tiene sus peculiaridades o su especialización. El informe de Oxfam Internacional destaca, por ejemplo, que Luxemburgo está entre los más agresivos. Aunque formalmente mantiene impuestos sobre los beneficios de las sociedades, ofrece una tributación muy baja sobre royalties e intereses, o un trato preferencial a los beneficios de la propiedad intelectual, los conocidos como «patent box», así como otros instrumentos de inversión que permiten planificar estructuras fiscales para evadir impuestos.

En este contexto no es extraño que con menos del 2% de la facturación y el 0,5% de los empleados, obtengan más de 5% de sus beneficios en Luxemburgo.

Irlanda también ha apostado por reducir los impuestos a los beneficios. Los 20 bancos estudiados apenas realizan el 0,6% de su facturación y mantienen 0,3% de sus empleados. Sin embargo declaran allí el 2,5% de sus beneficios, por los que pagan apenas el 0,5% de impuestos. Los incentivos fiscales a I+D, a la propiedad intelectual y a los bienes intangibles rebajan sustancialmente la tributación.

En otros paraísos fiscales los bancos mantiene un importante contingente de trabajadores como en el caso de Mónaco, con unos ratios de trabajadores por habitante sin igual. Posiblemente la gestión de grandes patrimonios sea una actividad intensiva en mano de obra y, con ánimo de ayudar, los grandes bancos exportan estas actividades a los paraísos fiscales en vez de mantenerlas allí donde la riqueza se genera. En otros caso, los beneficios se consiguen sin empleados y prácticamente sin volumen de negocio como ocurre en las Islas Caimán. Normalmente en estos casos los tipos impositivos sobre los beneficios suelen ser cero. IE