Aritz INTXUSTA
IRUÑEA

La fallecida en el cajero recibía un tazón de sopa dos días por semana

La noticia del fallecimiento de una mujer en un cajero del Paseo Sarasate pone de relieve la situación en la que viven una decena de personas en la capital navarra. Es un colectivo difícil, compuesto mayoritariamente por hombres, que vive en situaciones extremas y difíciles de solventar, pero al que también llega la solidaridad.

La Policía Municipal fue la que encontró el cadáver el pasado domingo en el cajero de Laboral Kutxa de una de las zonas más caras de Iruñea, a escasos metros del Parlamento. Los servicios de emergencia llegaron tarde y nada se pudo hacer por salvarle la vida. No había ninguna marca de violencia y tampoco ninguna documentación. El caso fue trasladado a la Policía española para que le tomara las huellas y tratara de identificar el cadáver. Y sin embargo, en Iruñea hay gente que conocía muy bien a la fallecida.

«Lo de la sopa es más bien una excusa que te abre la puerta para que puedas hablar con esa persona, darle conversación y hacerle un poco de compañía», explica Marian Cortecero. Ella es una de las voluntarias que colabora desde hace dos años en el programa de «sopas calientes» que lleva a cabo el París 365. Cortecero llevaba hace mes y medio sopas a la persona que murió este domingo. En realidad, es más que un tazón, pues también facilitan una esterilla, un saco y otros elementos de primera necesidad. En todo momento, la voluntaria se refiere a la mujer por su nombre de pila, aunque posteriormente pide que no aparezca en la noticia, debido a que la Policia no había confirmado aún su identidad. Los voluntarios del París 365 le llevaban sopa y le hacían compañía los lunes y los miércoles.

«Estaba lejos cuando me enteré de la muerte. Enseguida llamé a los compañeros. Nos dio mucha pena. Mi equipo está impactado. Otras personas sin hogar nos han confirmado que se trata de ella. No es cierto que tenga 50 años, más bien son 60», asegura Cortecero.

En Iruñerria suele haber en torno a unas diez personas que viven en la calle y duermen en cajeros. Pero no es normal que se trate de mujeres. Además de la persona que murió este domingo, tan solo hay una mujer más. Vive en Antsoain y, al parecer, padece problemas siquiátricos. «La otra chica es una persona muy difícil. Solo ha aceptado a uno de nosotros, para el resto resulta muy complicado acceder a ella», comenta Cortecero.

Le habían robado todo

La vida en las calles se hace mucho más dura para las mujeres. La fallecida había relatado haber sido víctima de robos. La primera vez que los voluntarios entraron al cajero, ninguno se esperaba que se esperaba que quien se levantara del suelo fuera una mujer. «Cuando la encontramos, estaba ya dormida. No tenía ni ropa de abrigo ni nada. Le habían quitado todo», recuerda Cortecero. Uno de los compañeros le dio ropa de su mujer y otros le consiguieron calzado.

«Confío en que haya muerto de forma natural. Que haya bebido un poco más y se le haya complicado, que no haya sido otra cosa», prosigue Cortecero. La investigación confirma que no hubo terceras personas y desde la Delegación corroboran la ausencia de violencia.

«Era una mujer latina y si por algo destacaba era por ser cariñosa, amable y muy educada. Sé que tiene familia por aquí, su problema no era ese. Parecía buena persona», la describe Cortecero. Según comentaba alguna de esas noches, con la excusa de la sopa, había estado trabajando en la recogida de la patata, en Orreaga. Los voluntarios le animaban a que volviera con su familia. «Para ellos no es fácil. Tienen que luchar contra muchos fantasmas, mientras que pedir va sacántole del paso, da dinero», asegura.

Los voluntarios del programa de sopas calientes (dos equipos de cuatro personas, uno para cada día de ronda) les informan también de los servicios que hay para ayudar a gente en situación límite, como el albergue y demás. Sin embargo, reconocen que muchas veces no se dejan ayudar. La voluntaria del París 365 no sabe cómo atajar este problema, pero sí tiene claro que «no es justo que una mujer haya muerto en la calle así, de esas maneras, desamparada».