Maitane ALDANONDO

«NUESTRA MISIÓN ES QUE SEA UNA OPCIÓN REAL PARA TODO EL MUNDO»

Los productos ecológicos son el eje de la cadena catalana de supermercados Veritas, que desde hace 15 años tiene como objetivo ponerlos al alcance del gran público. Tras abrir tiendas en Bilbo y Gasteiz, hace unas semanas que también está presente en Donostia.

Veritas es la cadena catalana de supermercados ecológicos líder en el Estado. Fundada en 2002, el negocio surgió de la unión de cuatro familias de Barcelona que compartían la idea de cambiar las cosas en el mundo de la alimentación. Había iniciativas que cubrían la demanda existente, «muy minoritaria», pero nadie trataba de acercar la alimentación ecológica al gran público. Convencidos de que la alimentación es fuente de salud, decidieron tratar de ampliar el mercado. «Tenemos el propósito genuino de cambiar el mundo de la alimentación y facilitar el acceso», señala Silvio Elías cofundador y director general de la empresa. Abrió su tienda de Donostia el pasado 6 de abril, la cuarta en la CAV, y en dos semanas llegarán al medio centenar, sin contar la tienda online.

Optaron por establecimientos propios para mantener intacto el modelo y el contacto personal con los clientes. La mayoría de las tiendas están en Catalunya, Baleares y Andorra. La última hasta el momento es la situada en la calle donostiarra Garibai, un local de 250 metros cuadrados que emplea a siete trabajadores y ha supuesto una inversión superior a 500.000 euros. Su recorrido es de apenas dos semanas, pero el responsable califica la acogida de «buenísima, magnífica».

Elías tenía claro por qué Veritas debía desembarcar en la CAV. «Hay una tradición gastronómica brutal, una sensibilidad por la alimentación. La cultura de cuidarse y comer aquí está muy enraizada. Hay sensibilidad por todos los valores asociados a la comida, la compra de cercanía, el consumo local, socialmente justo…». Empezaron buscando instalaciones en Donostia hace tres años, pero la primera tienda en abrir fue la de Gasteiz en 2015 y un año después llegaron las dos que tienen en Bilbo. La apuesta está funcionando y están muy contentos; tanto que en el futuro les gustaría abrir más supermercados en el territorio. «La pregunta es dónde, pero nuestra misión es ésa, que sea una opción real para todo el mundo», apunta.

La cadena tiene más de 4.500 referencias con certificación de producción ecológica, 400 de ellos de marca propia. Uno de sus productos estrella es el pan, elaborado cada noche de manera artesanal. A propuesta de una empleada de Bilbo, han incorporado una nueva variedad en estas cuatro tiendas: el pan de maíz. Trabaja con una red de proveedores locales que en el caso de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa forman en torno a 30 productores. Elías explica que los contactos empiezan antes de la apertura del establecimiento, pero que la mayoría se suman posteriormente al ver que son «serios». Fijan con ellos planificaciones anuales y se comprometen a comprar esa producción.

La barrera psicológica

El precio sigue siendo un obstáculo, pero el responsable cree que el principal escollo es sicológico. «Comprar en otro sitio, marcas que no conoces, productos que no sé bien cómo se cocinan… Es peor eso que el precio. El reto es más de cambio de hábitos, que no de barrera de precios». Opina que una opción es no comprar todo ecológico, sino empezar por la fruta o aquello a lo que no se le pueden quitar los residuos químicos.

Si bien no identifican un perfil de cliente, sí consideran que quienes compran en sus tiendas comparten ciertas características. Son personas que aplican la conciencia a la compra, urbanitas y predominan las familias con niños pequeños, «el deseo de darles lo mejor suele ser uno de los grandes detonantes de empezar a consumir estos productos», apunta el director gerente.

Con 15 años de andadura, Veritas lidera el mercado de los productos ecológicos y emplea a 450 personas, 25 de ellas en la CAV. No obstante, los inicios no fueron fáciles, «los primeros cinco años «fueron durísimos y pusieron a prueba nuestra fe». Resistieron manteniendo sus convicciones y cuando el modelo al fin funcionó, llegó la crisis. Para su sorpresa, les benefició. Elías explica que muchas familias empezaron a hacerse preguntas y a ser conscientes del papel de la alimentación, lo que normalizo el consumo de productos ecológicos. Él mismo también hizo en su día esa reflexión al ver nacer el departamento de compras de alimentos ecológicos de una cadena de supermercados en la que trabajó en Holanda. «Descubrí que no todos los alimentos son iguales, que hay maneras de producirlos que tienen en cuenta la salud y otros que no. Para mí fue un despertar de conciencia». Están comprometidos con la salud, la biodiversidad alimentaria, la sostenibilidad integral y el consumo consciente, propósitos que abordan con «valentía, liderazgo, honestidad, autenticidad, pasión y trabajo en equipo».