Imanol INTZIARTE
RUGBY, CHAMPIONS CUP

Drops con sello de Zuberoa

Camille Lopez conduce a Clermont a la final, donde se verá las caras con Saracens, vigente campeón.

Camille Lopez, el chaval criado en Sohuta que con 18 años se resistía a abandonar Maule porque vestir esa camiseta rojiblanca era su sueño infantil, lideró con su zurda el pase de Clermont a la final de la Champions Cup con un golpe de castigo y dos drops que frenaron en seco el intento de remontada de Leinster (27-22).

Los franceses jugarán el 13 de mayo en el mítico Murrayfield su tercera final en cinco temporadas, después de haber caído ante Toulon en 2013 y 2015. «No soporto perder. Desde pequeño. Con mi hermano a menudo terminaba peleando. Estoy un poco loco. Pero me he encontrado otros jugadores como yo, eso me tranquiliza», declaraba Lopez hace ya unos años.

Enfrente tendrá al vigente campeón, Saracens, que sumó ante un impotente Munster (10-26) su decimoséptimo partido consecutivo sin conocer la derrota en la máxima competición continental, una serie en la que solo ha cedido un empate.

El zuberotarra, 28 años recién cumplidos, dejó el equipo de su corazón en 2009 rumbo a Burdeos, bajo el manto protector del ahora técnico del Aviron de Baiona, Vincent Etcheto. Allí se sometió a un estricto plan para perder una decena de kilos, ya que pesaba 96 con su 1,75 de estatura. Un apertura con cuerpo de talonador.

Tras cuatro temporadas a orillas del Garona se marchó al Perpignan. Superada una grave lesión de rodilla y con el club catalán en caída libre le llegó la oferta de Clermont, donde cumple su tercera campaña.

Con la selección francesa suma 16 internacionalidades, aderezadas de críticas por un rendimiento acorde al de Les Bleus, o sea, generalmente pobre. El pasado noviembre tuvo en sus botas la victoria frente a Australia, pero entonces marró el drop.

La semifinal frente a Leinster, jugada en Lyon ante 40.000 personas, tuvo un arranque fulgurante. Los ensayos de Yato y Strettle y las patadas de Parra pusieron el 15-0 antes del cuarto de hora.

En la segunda mitad Jonathan Sexton sumaba de tres en tres, hasta poner a los suyos a menos de siete, 18-12. Entonces emergió Lopez, escorado hacia la banda derecha, para golpear a bote pronto y abrir hueco (21-12). Restaban 13 minutos cuando Ringrose firmaba el único ensayo de los Boys in Blue. El marcador se ponía 21-19 y olía a voltereta.

Pero el de Zuberoa no estaba por la labor de perder el billete a Edimburgo. Un golpe y otro drop para poner 8 puntos de por medio, un abismo a falta de cinco minutos. Leinster le puso picante con otro golpe de castigo en el 78, pero su tren ya se había escapado.

Impotente marea roja

En la otra semifinal, en el Aviva Stadium de Dublín, Saracens navegó con maestría sobre una marea roja de más de 50.000 almas que abandonaron su habitual feudo de Thomond Park, en Limerick, para recorrer unos 200 kilómetros hasta la capital.

Munster basó su estrategia en bombardear con patadas altas el campo de Saracens, y a partir de ahí, buscar grietas en su defensa. El medio melé Duncan Williams –sustituto del lesionado Connor Murray–, el apertura Tyler Bleyendaal y el zaguero Simon Zebo mandaban el balón en campo rival, pero Saracens ofreció un máster de cómo placar sin faltas. Los irlandeses, mucho músculo y pocas ideas, se golpeaban contra un muro.

De hecho, las sensaciones de peligro llegaban de la mano de Saracens cada vez que pisaba terreno contrario, 3-6 al descanso. A pesar de lo visto, Munster se aferró al ‘sostenella y no enmendalla’. El banquillo no tenía plan B y sobre eel verde los directores de orquesta terminaron rifando el balón sin sentido, fruto de la impotencia.

La hora del campeón. Mark McCall movió su banquillo, sendos ensayos de Mako Vunipola y Chris Wyles, y Owen Farrell sumando con el pie. Como quien no quiere la cosa, 3-26 en el marcador. El posado postrero de CJ Stander, ya sobre la bocina, quedaba para eso que llaman salvar el honor.

Será el quinto año consecutivo sin al menos un finalista irlandés, desde que Leinster superó a Ulster en 2012. Con la excepción del Racing 92 la pasada temporada, el resto de participaciones en este lustro se las reparten Toulon, Clemont y Saracens, tres para cada uno.