Las instituciones de Gasteiz, gobernadas por el PNV, han sacado del armario el ordeno y mando y tú te callas, como método para decidir lo que conviene a la ciudad. La opinión de los y las vecinas, la participación, el diálogo e incluso la confrontación pública de diferentes alternativas ante un proyecto polémico, han desaparecido del hacer político. Se corta la palabra, se impone la autoridad y se hace caso omiso de la crítica y el debate que tales proyectos generan en la calle. El primer punch lo dio el alcalde de Gasteiz al cortar la luz en Errekaleor y ordenar el inmediato derribo del barrio, desoyendo la protesta popular. El segundo punch lo han dado el Ejecutivo de Lakua, la Diputación y el gobierno municipal al imponer la ampliación del tranvía, del centro al Campus Universitario, a pesar de la oposición vecinal del barrio de San Cristobal-Adurtza, que califica el proyecto de innecesario e ilegal. El recorrido, de 1,3 Km, costará al erario entre 17 y 10,5 millones de euros; un gasto público excesivo para un trayecto, bien comunicado, de apenas 5 minutos andando. Y me pregunto ¿para qué existen las consultas populares? ¿Para poner color a los discursos electorales y luego enterrarlas en el olvido de las palabras? ¿Cuál será el próximo ordeno y mando, señor alcalde, pagar a Kerejeta, dueño del D. Alavés, la ampliación de Mendizorrotza?