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Mongolia celebra presidenciales salpicadas por la corrupción

Mongolia eligía ayer presidente en unos comicios cuyos tres candidatos en liza están involucrados en escándalos de corrupción. «Estamos obligados a elegir entre el peor de los tres», resumió Dugersurengiin Sukhjargalmaa, miembro de una asociación que trabaja por la igualdad de los sexos.

El Partido Demócrata (PD), que ostentaba hasta ahora la Presidencia, está en la oposición desde que el Partido del Pueblo Mongol (PPM) obtuvo la mayoría parlamentaria. Su sucesor saldrá de una de esas dos formaciones o del Partido Revolucionario del Pueblo Mongol (PRPM), que podría forzar una segunda vuelta, la primera en la historia de un país sumido en la pobreza a pesar de las riquezas de su subsuelo.

El candidato del PPM, Mieygombo Enkhbold, es un ex primer ministro, acusado de haber intentado obtener dinero a cambio de otorgar empleos públicos. Su rival del PD, Khaltmaa Battulga, es sospechoso de tener cuentas en el extranjero. Al tercero en liza, Sainkhuu Ganbaatar, se le acusa de haber cobrado una donación de 40.000 euros de la secta Moon.

Los escándalos se superponen a los problemas económicos: Mongolia, con tres millones de habitantes, sufrió de lleno en los últimos años la caída del precio del cobre, su principal producto de exportación, y la desaceleración del crecimiento de su vecino chino. En 2016, el PIB sólo creció el 1%, lejos del 17% de 2011. El desempleo, principal preocupación de los electores, alcanza al 9% de la población activa.

El descontento podría impactar en la tasa de participación o en el voto en blanco. Para ser válida la elección necesita que al menos 50% de los electores expresen su voto.