Jon Odriozola
Periodista
JO PUNTUA

Futbolistas, esclavos, gladiadores

La tendencia no es ver en las astronómicas cifras que se manejan en determinados traspasos –como el de Neymar– del planeta fútbol una locura irracional, sino en asumirlo como algo «natural» que lo impone el «mercado». Sólo el «Tata» Martino, fungiendo de míster en el Barcelona, opinó que lo pagado por Gareth Bale era «indecente». Fue muy criticado por su gremio. Y es que no faltan los que dicen que esas sumas son «justas» porque el artista «las genera», especialmente los vociferantes locutores deportivos empeñados en dar la razón, involuntariamente, claro, a quienes opinan que el fútbol es el «opio del pueblo», cosa que quien firma esto no cree, pues todo es según el uso que se dé, ¿no es cierto?

En 2009 vendieron en Europa a un esclavo llamado Cristiano Ronaldo por una cantidad sideral. Se acusó al Real Madrid –a Florentino– de provocar una «inflación» en el precio de los esclavos. Pero lo preocupante –al menos para mí– no es tanto el navajeo entre tiburones en las alturas como que las masas –y el fútbol es el espectáculo popular por excelencia– le tomen gusto a esa suerte de los esclavos (de lujo, sí) que, endiosados, ni saben que se lo deben todo al «trabajo abstracto» –que diría un marxista– de ese público que tanto les adora.

¿Puede decirse que los Ronaldo, Messi, Neymar, Pogba, yo mismo cuando era una figura, son esclavos-trabajadores (?) «explotados» por sus dueños? A juzgar por sus elevados emolumentos la respuesta sería negativa y, sin embargo, trabajan por cuenta ajena. No sabría qué decir, la verdad sea dicha. Para que haya explotación tiene que haber mercado de trabajo, que es el que impone las condiciones de trabajo. El trabajador-esclavo es fuerza de trabajo, lo cual significa que es sustituible por otro trabajador cualquiera como una «mercancía» más. Son los esclavos insustituibles, mientras puedan, como las estrellas deportivas, quienes son capaces de imponer sus condiciones a sus amos sin disponer, vale decir, de los medios de producción salvo sus habilidades y su... imagen. Granos aislados que no hacen granero. Esclavos, que no trabajadores.

Todo impúdico.