Jakes PARROU
DONOSTIA
A VISTA DE CATALEJO

Dejad algo para Irrikitaldia, kontxo! . ASTE NAGUSIA

Mira que esta de 2017 podía haber sido una Aste Nagusia bien redonda, tan bien iba la cosa que con las fiestas hasta nos habíamos traído a casa a Mikel Arretxe y a Rafa, el aita del abnegado pirata Naike. Pero primero el tipejo ese que agredió a una menor en Urgull –¿qué parte del «no es no» seguimos sin entender?– y luego toda esta sangría de Catalunya te ponen el cuerpo para pocas farras, mondo dificile que decía Tonino.

Pero habrá que sacar fuerzas de flaqueza, porque queda la traca final del Irrikitaldia de mañana. Y aquí vuelven a asomar las dudas y la zozobra, porque la idea es buena pero ¿cómo parodiar a esos poderes fácticos que se parodian solos?

Veamos. Un clásico es la monarquía española, tan easozale ella desde que los Borbones son Borbones. Pero ¿quien va a imitar al emérito cuando la realidad supera a la ficción? Juan Carlos se dejó ver el martes detrás del burladero de Illumbe, pero antes se pasó por el Rekondo de Igeldo y dicen las crónicas que se paró especialmente en la bodega. Bejondeizuela, noticia habría sido lo contrario, ¿o no?

En los conciertos de Sagues también ha olido a rancio que tira p’atrás. Que si Los Secretos, que si Los Manolos, que si Chenoa... Ya lo dijo Jon Maia en la introducción al concierto de Gozategi, exótica excepción euskaldun en el gran escenario; baldin badator Cheno/ egon seguru ni ez noa, y bihar datoz Los Manolos/ orduan hobe a lolos. Nada que añadir.

Y luego, ¿qué cabe decir del clero vasco, otrora modelo de contención y autocontrol? Va el pope Munilla y carga en La Salve del lunes contra «la idolatría de la libertad, ¡nuestro mundo está lleno de adictos!». Y luego resulta que te encuentras en las ferias del Paseo Nuevo lo nunca visto, cinco curas entre la Barca Vikinga, las maquinitas y los autotxokes, cosas todas sin duda pecaminosas. Y aún peor: a las nueve de la mañana a dos ensotanados haciendo autostop junto a la estación del Norte con carteles de ‘‘Vitoria’’, al más puro estilo gaupasero.

Pues eso, que esto no lo arregla ni Dios.