Ingo NIEBEL
ELECCIONES GENERALES EN ALEMANIA

Merkel puede gobernar con «Jamaica» o con la Gran Coalición

El día después de sus elecciones generales, la República Federal de Alemania (RFA) se despierta distinta. Por primera vez desde su fundación en 1949 cuenta con la presencia de un partido ultraderechista en su Parlamento Federal y con la socialdemocracia pasando por su peor crisis. Además la canciller, Angela Merkel, no lo tiene fácil para formar gobierno.

Cuando la participación en comicios generales como el del domingo llega al 75% se suele hablar de una fiesta de la democracia, pero no es el caso. El incremento en cuatro puntos del voto se debe a que la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) ha conseguido movilizar a un 1,2 millones votantes que en las elecciones anteriores se habían abstenido. La formación azul se ha llevado otro millón de votos de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de la canciller Angela Merkel y medio millón de los socialdemócratas.

Así que no solo el color con el que se identifica a la CDU es negro, sino hasta cierto punto también su futuro. El 33% logrado por Merkel, ocho puntos menos que hace cuatro años, marca el segundo peor resultado len la historia de su partido y también el fracaso de su campaña electoral. Y esta vez no se le puede echar la culpa a las estructuras del partido porque ella decidió, en calidad de presidenta, que su hombre de confianza, el ministro de Cancillería, Peter Altmaier, la dirigiera desde el centro del poder ejecutivo. El secretario general, Peter Tauber, se tragó la degradación. Ahora la CDU tiene que iniciar el final de la época de Merkel. Tendrá que buscar cuadros que sirvan para la sucesión de Merkel y para integrar futuros ejecutivos.

La misma tarea la espera a su aliada regional, la bávara Unión Social Cristiana (CSU), que ha perdido el 10% de los votos. Es una debacle personal para su líder y ministropresidente, Horst Seehofer, quien ha optado por girar su discurso hacia la derecha, desmarcándose de la política de refugiados de Merkel. No le ha servido de nada porque el electorado en cuestión ha preferido votar al original, la AfD.

El 20% de los votos marca para el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) de Martin Schulz un nuevo récord negativo. El resultado muestra por un lado que un candidato que no ha sido ministropresidente de un estado federal ni ministro de un Gobierno federal, como Merkel, no puede vencer en los comicios nacionales porque el electorado sigue pensando que carece de experiencia. Por otro lado queda claro, por segunda vez, que el SPD, siendo socio minoritario en una Gran Coalición con Merkel, solo puede salir perdiendo. Por eso parece lógico que los socialdemócratas vayan a pasar a la oposición. No obstante, está por ver si realmente lo van a hacer porque de hecho se mantiene una puerta abierta para seguir gobernando con la CDU. El domingo la consigna, ambigua, era que «no hemos recibido el encargo de gobernar».

Sin embargo, a Merkel solo le quedan tres opciones: gobernar en minoría, algo casi imposible porque supondría que el SPD se abstuviera en la votación a la canciller. Por lo tanto, actuaría como un socio que oficialmente no lo sería. La segunda opción es que la CDU forme un tripartito con el Partido Liberaldemócrata (FDP) y los ecologistas Verdes. Esta coalición, llamada «Jamaica» por los colores con los que se identifican los tres partidos, va a ser difícil de conseguir porque los dos socios minoritarios son competidores y además a la CSU no le gusta esta constelación.

Si fracasaran las negociaciones sobre este tripartito quedaría como tercera opción la reedición de la Gran Coalición. Este escenario se puede dar también si por ejemplo la crisis entre Corea del Norte y EEUU fuera a peor. No hay que olvidar que hasta la formación del nuevo Ejecutivo los ministros socialdemócratas seguirán en sus cargos. Y hay que recordar que el SPD siempre ha actuado de acuerdo con la razón de Estado. «Gobernabilidad» y «continuidad» son las palabras clave de la política interior y exterior alemana, respectivamente. En su caso, será líder de la oposición en el Bundestag siempre que FDP y Verdes voten juntos con la CDU a Merkel como canciller.

En ese supuesto, el SPD se presentará como «la fortaleza contra la AfD» en el Parlamento mientras interpreta el papel de líder de la oposición. Una legislatura de reflexión y reorganización no le vendría mal para reubicarse en el paisaje político. Solo así podrá evitar el camino hacia el abismo, el mismo que han emprendido sus correligionarios galos. Quizás la salida sería el entendimiento con la quinta fuerza política, el partido socialista Die Linke (La Izquierda) que ha subido ligeramente seis décimas al 9,2%.

Tanto el FDP (10%) como los Verdes (9%) son aptos para gobernar con Merkel aunque por intereses particulares podrían terminar el tripartito jamaicano antes de tiempo.

La AfD, tercera fuerza política (12,6%), ha entrado en otra fase de su consolidación como partido. Y la ha empezado mal. No habían pasado 24 horas después de su incontestable éxito electoral cuando su copresidenta Frauke Petry, que ha obtenido el mejor resultado de la AfD a nivel regional, anunciaba que no se integrará en el grupo parlamentario, sino que será diputada independiente. Así, ella, que se considera una «moderada», ha declarado la guerra al rival sector nacionalconservador. Este último, representado por Alexander Gauland, entre otros, anunció que «vamos a por Merkel y a por los demás» y «vamos a recuperar nuestro país y nuestro pueblo». Declaraciones que no son un delito pero sí expresión del ultraderechismo que profesa la actual cúpula. Está por ver en qué condiciones llegará a las siguientes comicios. En tres semanas hay elecciones anticipadas en Baja Sajonía.