GARA
La habana

EEUU retira a su personal diplomático no esencial de Cuba por los ataques sónicos

Tras unos ataques sónicos, de los que se des conocen el cuerpo de delito y sus perpetradores, que habrían dañado físicamente a miembros de su servicio diplomático, EEUU ha decidido retirar a su personal por falta de protección, aunque no acusa directamente a Cuba.

Es un asunto raro, misterioso, enigmático. Más de una veintena de empleados del servicio diplomático de EEUU, y algunos de Canadá, han sufrido daños físicos –desde hemorragias nasales, náuseas, pérdida temporal de audición hasta leves lesiones cerebrales traumáticas– producidas al parecer por algún tipo de arma sónica. Nadie conoce exactamente cuál es el cuerpo del delito, cómo funciona esa tecnología acústica hasta ahora desconocida, incluso si, si de verdad hubo ataques, los hechos y la física cuadran.

En cualquier caso, el asunto va adquiriendo un tono de serio incidente diplomático en el que las relaciones EEUU-Cuba pueden deteriorarse. A pesar de la garantía personal del presidente cubano, Raúl Castro, que niega que su país esté detrás de estos ataques y que haya permitido al FBI investigar sobre el terreno en coordinación con el Ministerio de Interior de Cuba, EEUU ha tomado esta decisión justificándola por la falta de protección de su personal en la isla, una responsabilidad que corresponde a las autoridades cubanas. Llama la atención, además, que haya tomado esa decisión meses antes de que Castro deje su cargo (febrero de 2018), en una coyuntura en la que, en teoría, EEUU necesitaría ojos y oídos sobre el terreno.

Con el supuesto perpetrador de estos ataques sin identificar, cuesta creer que a Cuba le interese dañar físicamente a los empleados del servicio diplomático de EEUU. Al margen de que en el pasado pudieran ser acosados por la Inteligencia cubana, nunca se infringió daño físico.

Nadie cree, ni siquiera los funcionarios de EEUU en la isla, que hayan sido los cubanos. Nadie, tampoco, que Cuba esté interesada, en un momento en que las relaciones mejoran, en dar argumentos a los sectores más reaccionarios –con el senador republicano Marco Rubio al frente– y partidarios de cerrar la Embajada en La Habana y de expulsar en represalia a todos los diplomáticos cubanos de EEUU.

Aún hay menos razones para atacar a los canadienses, dado los buenos términos de su relación durante años y el apoyo que Canadá da a la industria más importante de la isla, enviando anualmente a Cuba más turistas que cualquier otro país.

Con todo, fuentes de Departamento de Estado se apresuraron a informar que la decisión de retirar a su personal era un asunto puramente de seguridad y que no tenía relación con las relaciones entre Washington y Cuba.