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Ejército y peshmergas, frente a frente en Kirkuk

Las milicias kurdas peshmergas y los residentes de Kirkuk han levantado ya puestos de control para impedir que el Ejército iraquí y las fuerzas paramilitares chiíes que le respaldan entren en la ciudad iraquí, epicentro del nuevo episodio de tensión en la región tras la victoria de la opción independentista en el referéndum del pasado 25 de setiembre en Kurdistán Sur.

Fuerzas iraquíes y peshmergas se encontraban ayer frente a frente al cumplirse el último día del plazo que dieron las autoridades de Bagdad a los kurdos para que se retiren de las zonas que controlan desde hace tres años. Los blindados iraquíes estaban posicionados a mediodía en las orillas de un río que bordea el límite sur de Kirkuk y al otro lado del río y tras un montículo de tierra y bloques de cemento, los peshmergas.

En la históricamente disputada Kirkuk hay 6.000 combatientes peshmergas dispuestos a plantar cara a las fuerzas del Ejército y las milicias Hashd al-Shaabi, pero el primer ministro iraquí, Haider al-Abadi, ha dado a sus hombres órdenes de no iniciar las hostilidades y las fuerzas kurdas están diciendo lo mismo a los residentes.

«No tenemos intención de atacar al Ejército pero de aquí no nos vamos», declaró el comandante peshmerga Omer Salih a la agencia kurda Rudaw. «Hemos estado protegiendo esta ciudad de las garras de Estado Islámico durante tres años, desde que el Ejército iraquí nos dejó tirados».

Ahora mismo las fuerzas iraquíes y kurdas se encuentran estacionadas en torno a la línea verde que lleva casi 15 años separando Kurdistán Sur del resto de Irak, desde los momentos previos a la invasión estadounidense en 2003.

«Pero ni mucho menos hemos retrasado líneas», añadió en referencia a informaciones que apuntaban a un retroceso del frente dos kilómetros al interior en las afueras de la ciudad. «No hemos abandonado Tal Ward», añadió.