Miles de personas protestaron de nuevo ayer en Rumanía contra un proyecto de reforma de la administración de justicia, que estiman que obstaculizará la lucha contra la corrupción, además de denuncia medidas económicas «incoherentes» del Gobierno.

En Bucarest se manifestaron alrededor de un millar de personas hasta la sede del Partido Socialdemócrata con gritos como «Ladrones» o «PSD, la peste roja». También tuvieron lugar protestas en Cluj (noroeste), Timisoara (oeste) y Brasov (centro).

«No podemos confiar en los dirigentes, quieren poner la justicia bajo control político», protestaba en la capital Iulian Sandu, un informático de 42 años.

Un proyecto de ley presentado en el Parlamento prevé reducir las competencias de la Fiscalía Anticorrupción, que no podrá investigar a los jueces, mientras el Ministerio de Justicia reforzará su control sobre los fiscales.

El pasado mes de enero el Gobierno intentó suavizar las leyes contra la corrupción pero dio marcha atrás ante la presión de fuertes movilizaciones

Los manifestantes también criticaban una reforma fiscal adoptada esta semana por el Gobierno, a la que se oponen tanto los sindicatos como la patronal. El punto más controvertido supone transferir a los trabajadores las cotizaciones hasta ahora pagadas por las empresas.

Según los sindicatos, esta reforma supondrá una reducción de los salarios en el sector privado que puede llegar hasta el 20%.

Los pequeños empresarios temen, por su parte, que esta reforma suponga un aumento de los impuestos.

«Estas medidas incoherentes tienen efectos palpables. El lev (la moneda local) se ha devaluado, el precio de la gasolina ha aumentado. Ya estoy calculando mis pérdidas para el año que viene», señalaba Caludiu Dumitrescu, de 35 años, dueño de una pequeña empresa de restauración.