Ekai Center
Analisia | Políticas anticrisis en Euskadi

Sobre el papel de los sindicatos vascos

La polémica sobre el documento de Confebask en contra de los sindicatos vascos es objeto de reflexión. Entienden que es producto del «caldo de cultivo antisindical» y advierten de que «supone un grave peligro para el futuro de nuestras relaciones laborales». No estamos de acuerdo con quienes proponen olvidar y no darle mayor importancia. Si esto ha sucedido, si ese disparatado documento se ha elaborado, ello no es fruto del azar, sino de un caldo de cultivo antisindical.

Lo sucedido con el posicionamiento atribuido a Confebask que cuestionaba la propia legalidad de los sindicatos vascos requiere una reflexión de fondo.

Parece claro que no se trata de un documento formalmente refrendado por Confebask o que, al menos, Confebask no se ha atrevido a defender públicamente. Como también parece claro que alguien dentro de Confebask se atrevió a elaborar un documento cuestionando la propia existencia de nuestros sindicatos.

No estamos de acuerdo con quienes proponen olvidar este tema y no darle mayor importancia. Si esto ha sucedido, si ese disparatado documento se ha elaborado, ello no es fruto del azar, sino de un caldo de cultivo antisindical alimentado durante años en ciertos círculos empresariales, políticos y mediáticos. Y ello supone un grave peligro para el futuro de nuestras relaciones laborales y para el desarrollo socioeconómico de este país.

En este caldo de cultivo, se ha venido reprochando repetidamente a la excesiva agresividad de los sindicatos vascos tanto la conflictividad de las relaciones laborales como los supuestamente excesivamente altos costes laborales.

EKAI Center ha planteado repetidamente la necesidad de un análisis serio y objetivo de lo que está sucediendo en las relaciones laborales en el País Vasco. Y hemos planteado al respecto una hipótesis basada en datos objetivos.

En nuestra opinión, es muy posible que la conflictividad de las relaciones laborales en Euskadi tenga su origen en razones estructurales. En concreto, en la gran diferencia en producción per capita entre el País Vasco y la media española.

Veámoslo con datos de 2012: La producción per capita de la CAV es del 135% y la media española del 100%, según datos de Eustat, INE y EKAI Center.

Esta gran diferencia en producción per capita ha tenido una enorme repercusión al generar un desequilibrio de fondo entre una alta capacidad productiva por un lado y, por el otro, un entorno institucional basado en el contexto productivo español.

Todo parece indicar que este desequilibrio entre capacidad productiva y entorno institucional se ha descargado sobre las relaciones laborales y ha generado unas relaciones laborales de alta conflictividad, como efecto necesario para la compensación de dicho desequilibrio.

En este contexto, las organizaciones patronales han tendido a aprovechar al máximo ese entorno institucional con el fin de minimizar costes y maximizar los excedentes empresariales y la oposición a esta estrategia ha venido de la mano de las organizaciones sindicales vascas. Esto explica también el éxito social y popular de esta estrategia, lo que revela que no responde a una mera posición «ideológica» de nuestros sindicatos, sino -muy probablemente- a una necesidad objetiva de nuestra estructura productiva.

Recordemos que, como EKAI Center ha venido subrayando, es esencial que el conjunto de la sociedad sea consciente de que la elevación de los salarios no es en sí -como se traslada habitualmente- algo negativo para la economía.

Con frecuencia, sucede lo contrario. En nuestro caso, es un requisito imprescindible para tensionar las empresas hacia modelos productivos no basados en bajos costes sino en alto valor añadido.

Gracias a esta función de los sindicatos vascos, las retribuciones laborales se han mantenido en nuestro país relativamente cercanas a nuestra capacidad productiva. Ello es imprescindible para tensionar nuestro tejido productivo hacia estrategias de progreso, no sustentadas en niveles salariales artificialmente bajos sino, al contrario, en una apuesta intensiva en eficiencia, formación y equipamiento tecnológico.

Esta dialéctica se ha manifestado con claridad, por ejemplo, en el caso de la reciente reforma laboral. La patronal vasca se ha apuntado de forma inmediata a una oportunidad «artificial» de reducción de costes y ello ha llevado a una intensificación del enfrentamiento con los sindicatos vascos. Nada sorprendente, por lo tanto.

Este es también el origen de la permanente y absurda queja de la patronal vasca sobre nuestros costes laborales, basada únicamente en el argumento de que estos costes «son un 20 por ciento superiores a la media española» y en lo difícil que es competir en estas condiciones.

Veamos ahora los datos de los costes laborales por hora en la CAV, que suponen el 125%, y en la media española el 100%, según Eustat, INE y EKAI Center. Como hemos venido poniendo de manifiesto repetidamente, los costes laborales en la CA Euskadi son más altos «porque tienen que serlo». Esto sitúa en un contexto objetivo el papel que han venido desarrollando los sindicatos vascos en nuestro tejido productivo y desarbola la dialéctica que, de forma permanente, tiende a relacionar conflictividad laboral con irresponsabilidad sindical. La inter- pretación correcta es, muy probablemente, la contraria.

En nuestra opinión, esta reflexión es imprescindible no sólo para interpretar correctamente el contexto actual, sino también para situar adecuadamente a los distintos interlocutores públicos y privados ante el papel a desempeñar por cada uno de ellos en el futuro, cara al impulso que nuestro tejido productivo necesita cada vez con mayor urgencia.