Adolfo Muñoz "Txiki"
Secretario General de ELA

Romper la disciplina neoliberal

La crisis es un experimento para disciplinar a la política. La socialdemocracia se limita a hacer de comparsa de la derecha. Un desastre. Es urgente reflexionar sobre esto para que quienes, desde la política partidaria, defienden lo alternativo no se vean arrastrados al llegar a las Instituciones. ¿Cómo se logra la transformación social? Si esa reflexión no se hace, el cambio político y social que necesitamos no se producirá.

Sirvan cuatro reflexiones de estas semanas para situar los estrechos límites que el neoliberalismo impone. La primera es del presidente de la Comisión Europea Sr Juncker. Ha dicho refiriéndose a Grecia: «no me gustaría que fuerzas extremistas llegarán al poder». Tras extender sufrimiento a millones de personas debemos concluir que los extremistas son ellos; los que han propugnado, acordado y aplicado los ajustes. ¿Quién es Juncker? El responsable de negociar con 340 multinacionales para eximirles de impuestos si radicaban sus sedes «virtuales» en Luxemburgo. Juncker no habla solo para Grecia; lo hace para toda la política europea y les recuerda la obligación de ser obedientes con los dictados de la Troika. Mientras imponen su disciplina, no les importa que sus políticas antisociales favorezcan el crecimiento de la extrema derecha en Europa. En Euskal Herria Juncker tiene buenos alumnos.

La segunda reflexión es de De Guindos, ministro español. Ha dicho que «cualquier contrato es mejor que estar en el paro» y «que a la gente se le está quitando el miedo a perder el empleo ante las buenas expectativas de crecimiento económico y del empleo». No se pone rojo porque no tiene vergüenza. Es un hombre de Lehman Brothers y sabe a quién defiende. Es evidente que para que los y las trabajadores acepten condiciones laborales de explotación hay que reducir-destruir las prestaciones sociales. En eso están. ELA afirma que la mayoría de los contratos que se realizan hoy producen náusea, son miseria y condenan a quienes los padecen a la pobreza.

La tercera reflexión es de Confebask. Conocida la sentencia del Supremo sobre ultraactividad ha pedido una nueva reforma laboral que dé «seguridad» a las empresas. La patronal no quiere ninguna intervención judicial en las decisiones empresariales. Pide junto a CEOE, FMI, BCE y Banco de España otra reforma. La última se quedó corta y será cuestión de oportunidad política.

La cuarta es del Lehendakari Urkullu que dice que son tiempos de “responsabilidades compartidas”. Nos preguntamos si para aplicar políticas de ajuste, que es lo que hace su Gobierno. Quieren que con esa “responsabilidad compartida” aceptemos que no hay alternativa a las políticas que aplican. Eso es la Mesa de Diálogo Social constituida.

El Gobierno Vasco disimula con propaganda sus responsabilidades a la hora de aplicar ajustes. Quiere hacer creer que los ajustes los impone España y eso no es cierto. Una parte sí la decide el Gobierno español y tiene un objetivo netamente recentralizador (reformas laborales, de pensiones, educación, leyes básicas…). Es igual de verdad que las impone España como que el partido que sostiene al Gobierno Vasco no ha sido beligerante contra esas reformas. Otra parte de la política es acordada –o se comparte- con el Gobierno español (pagar la deuda y reducir el déficit que condicionan la política presupuestaria antisocial del Gobierno). Una tercera parte, la que deciden las Administraciones Vascas, es voluntariamente neoliberal y se decide aquí. Debemos subrayar por su importancia la política fiscal. Se renuncia a recaudar 4.660 millones de euros en la CAPV (ninguna Diputación ha planteado en serio el debate fiscal) y 2.000 en Nafarroa. Ese es el diferencial de presión fiscal con la media europea. Ni hay política fiscal justa, ni pedagogía fiscal, ni participación social. Existen, pues, márgenes muy importantes en la política fiscal vasca, que si se exploraran evitarían el sufrimiento de muchísimas personas. No quieren. Cuando ELA ha interpelado al Gobierno sobre fiscalidad, no dicen que nuestra propuesta no sea una alternativa; dicen que una fiscalidad más justa “no forma parte de su modelo político”.

Sobre la recentralización (involución, decimos en ELA) más allá de los recursos al Tribunal Constitucional (el Gobierno dijo hace más de 20 años que no acudiría más al mismo por ser un órgano de parte) el Gobierno carece de estrategia. Se limita a apelar a una bilateralidad inexistente y reflejo de una posición política muy débil.

El Gobierno Vasco dice que ELA “vive fuera de la realidad”. Nos debemos inventar la precariedad, el incremento de la desigualdad y la pobreza, la caída salarial, los desahucios… Es obvio que los objetivos de ELA y la práctica política del Gobierno no coinciden. No obstante, debería ser normal en una sociedad democrática que el Gobierno respetase a quienes desempeñamos un papel legítimo de oposición y propuesta alternativa. Este Gobierno no lo respeta. El Gobierno elaboró un Documento –que nos hizo llegar– en el que defendía –asesorado por expertos anónimos– que los sindicatos tenemos un «responsabilidad indeclinable» para apoyar el modelo de sociedad que define el gobierno y que, si no lo hacemos, se nos podría sancionar. ELA lo consideró un insulto. Después llegó el Documento de Confebask. Cuando lo leímos, concluimos que para que la patronal se atreviera a tanto (poder ilegalizar a ELA y LAB como sindicatos), debió encontrar eco a sus deseos en determinadas instancias políticas. Gobierno y Confebask comparten lo que les estorba. No decimos que el Gobierno Vasco pretenda nuestra ilegalización; lo que afirmamos es que los dos documentos, el del Gobierno y el de Confebask, comparten que las organizaciones que les interpelan con absoluta libertad deben ser combatidas.

El Gobierno Vasco solo está dispuesto a respetar las reglas de juego democráticas si hacemos lo que quiere. Por eso le acusamos de carecer de cultura democrática. Ha decidido burlar esas reglas; no le gustan las posiciones que defiende la mayoría sindical y, antidemocráticamente, deciden otorgar a una minoría sindical cautiva lo que no es suyo. Igual que López. Tampoco en eso ha habido cambios.

Gobiernos y capital comparten modelo de sociedad y enemigos (todo lo que no se subordina). En cualquier hipótesis que depare el futuro político nos parece imprescindible consolidar un espacio sindical y social de propuesta y movilización capaz de interpelar con plena autonomía a todo el poder político. Esto también es una enseñanza de la crisis. Con esa interpelación activa el cambio político y social será difícil, sin ella será imposible.

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