Julen Mendiguren
Miembro de las 3Rs y representante por I-E en el Consejo de SCPSA-MCP

Un millón y medio para fomentar la vagancia, la contaminación y el despilfarro de recursos

Lo acaba de aprobar la MCP en sus Presupuestos-2017 al incluir una partida de 1,5 millones para construir una planta de tratamiento de los residuos agrupados en el mal llamado «Resto» (contenedor verde). Tratamiento de algo que en vez de reducirlo, lo está fomentando.

Seguramente quienes han aprobado esa partida protestarán airadamente por el título del artículo, ellas y ellos “nunca jamás” serían partidarios de fomentar la vagancia ni lo demás, pero consciente o inconscientemente es lo que han hecho. Entre lamentaciones “por lo mal que está lo de los residuos”, pero ahí va, un millón y medio para empezar la casa por el tejado.

¿Qué es fomentar el contenedor de «Resto»?. Es favorecer la ley del mínimo esfuerzo en la separación de residuos, es consensuar con la comodidad de no separar. Comodidad de no pensar qué perjuicios se ocasionan al vecindario (y a uno mismo) en contaminación, en cambio climático, qué se pierde en la recuperación de recursos caros y a veces escasos, qué se gasta en limpiar y descontaminar (costes ambientales), qué se estropea del aire, del agua y del suelo, en definitiva, se fomenta empeorar en salud y en calidad de vida.

 A esa comodidad que tanto nos perjudica no tenemos más remedio que llamarla «vagancia». Vagancia individual y vagancia social, como la que demuestra la mayoría de la Asamblea de la MCP al aprobar ese millón y medio de €, no para reducir el “Resto” que sería lo prioritario, sino para tratarlo en una planta que requerirá una altísima inversión y tendrá resultados dudosos, como la mayoría de las existentes en nuestro entorno.
Fomentar el «Resto» en el caso de la Comarca de Pamplona-Iruñerria es, por ejemplo, no tomar medidas drásticas cuando la MCP sabe que, constantemente a lo largo de este año, va aumentando lo recogido de «Resto» respecto a lo recogido en el 5º Contenedor (el voluntario para biorresiduos). En el pasado mes de septiembre 7.380 toneladas de «Resto» frente a 616 toneladas en 5º contenedor, en lo que va de año (9 meses) 64.453 Tn. de «Resto» frente a 5.893 en 5º contenedor.

¿Que no sabemos qué es y cómo funciona una planta de tratamiento de la fracción «Resto»? Pues las y los asambleístas de MCP que han aprobado esa partida deberían saberlo. A lo largo de 2014 y 2015, parlamentarios/as navarros/as de Medio Ambiente, visitaron las plantas de tratamiento de RSU (Residuos Sólidos Urbanos) de Barcelona (Ecoparc), Zaragoza (PTR) y Rivas Vaciamadrid (Madrid) en las que de forma mayoritaria se tratan residuos de “Resto” por centenares de miles de toneladas al año. ¿Sacaron alguna conclusión? ¿Se la transmitieron a la MCP o a sus actuales asambleístas? Tenemos el testimonio de algunos de ellos que no olvidan la frase que Josep Mª Tost, dirigente de la Agencia de Residuos de Cataluña y experto en Gestión de Residuos, les dijo en la recepción al «Van a ver Vds. un ejemplo de lo que no hay que hacer»

Y tenemos en Tudela, bien cerca, otra planta de tratamiento de «Resto», la de El Culebrete, otro ejemplo de lo que no hay que hacer. Empezó a funcionar en 2006. Recibe en torno a 65.000 ton/año de «Resto» de toda Navarra, excepto la Comarca de Pamplona y la de Estella (Manc. de Montejurra) Según la auditoría realizada por Bureau Veritas entre Sep-2012 y May-2013, que por cierto, se mantuvo en secreto año y medio, se llegó a la conclusión de que la planta no funcionaba. Desaparecían materiales entre la entrada y salida del proceso, en torno al 34%, desaparecía materia orgánica en torno al 38%, se producía solo el 19% de la energía esperada. En la visita que realizamos personas interesadas por el tema descubrimos además que la materia orgánica tras la metanización no valía ni para compost de la peor calidad, por lo que se abandonaba en un vertedero anexo en el que se producían lixiviados (materia orgánica activa) que no se recogían ni contabilizaban. Tampoco funciona la depuradora del agua empleada en el proceso, que se recircula sin más. El reciclaje de materiales (envases, ropa, vidrio y papel) justo llega al 16% y Europa nos va a exigir para 2020 el 50%.

No cumple absolutamente ninguna de las normas exigidas por las Directivas Europeas sobre tratamiento de residuos, por lo que ha quedado totalmente obsoleta. En 2012 murieron 1000 corderos y 700 ovejas al beber agua de la Balsa de El Pulguer, reconociendo la Mancomunidad de la Ribera que probablemente fue la filtración de lixiviados desde El Culebrete la causa. ¿Para esto queremos Planta de Tratamiento de «Resto»? ¿Todavía no se da cuenta la MCP que ese millón y medio tendría que haberse dedicado a fomentar la separación obligatoria de la materia orgánica y la reducción drástica del contenedor de «Resto»?

Esas son algunas de las principales características de las plantas de tratamiento de «Resto»: altos costes, fuerte contaminación, bajo grado de recuperación de recursos, baja eficiencia, altos beneficios para multinacionales privadas en régimen de concesión, oscurantismo en las cuentas, casi ningún acceso a la participación de la ciudadanía. El Culebrete, propiedad de la Mancomunidad de la Ribera, cede la explotación a FCC, que cobra por tonelada entrada en planta.

Las y los asambleístas de la MCP que han aprobado el Presupuesto-2017 han consensuado su acuerdo con la propuesta del millón y medio de Geroa Bai, pero ese consenso se asienta en el incumplimiento de las Leyes y Directivas sobre gestión y tratamiento de residuos, que priman la prevención-reducción, la reutilización y el reciclaje de residuos, que priorizan la separación al 100% de la materia orgánica y su compostaje, dejando para un último lugar y sólo en el caso de que no haya otro remedio, la eliminación y el vertido. También incumplen los principios estratégicos del Plan de Residuos de Navarra, que además de las primacías anteriores, proponen el pago por generación, un «incordio» para el fomento de la «vagancia», y la conversión de todos los residuos en recursos (economía circular). Se sabe que al menos el 75% del contenedor de «Resto» se podría reutilizar y reciclar si estuviera separado por fracciones. Aún más, hace unas semanas una organización ambientalista catalana (CEPA) ha analizado el contenido de los contenedores de «Resto» de un barrio de Barcelona llegando a la conclusión de que sólo el 5% de ellos es realmente irrecuperable. Primero reducir el «Resto» todo lo posible, luego se verá si hace falta una planta.

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