Contestar a la pregunta de por qué soy nacionalista catalán es una forma de racionalizar un sentimiento que no necesita ninguna justificación, lo soy porque sí. La política catalana desde finales del siglo XIX ha consistido en que la mayor parte de la burguesía del Principado ha estado conectada con el poder de un Estado corrupto en manos de unas pocas familias en las que su único objetivo era perpetuarse hasta el infinito. El caso de la familia Pujol es un ejemplo paradigmático. Mientras Pujol fue implementando un manejo que favorecía a los intereses del Estado, o sea poniendo piedras en el camino hacia la emancipación del pueblo en Catalunya, con la excusa que facilitaba la gobernabilidad del Estado, el don ofrecido por este mismo Estado, fue la posibilidad de que un grupo determinado de familias pudiesen saquear dinero público. Desde el momento en que el padre Pujol dejó de controlar el partido creado por él mismo, se vio obligado, para mantener su propio ego, a seguir la marea de los ciudadanos que sí quieren la independencia, y cuando se apuntó a este objetivo, fue el instante en que cometió su gran error personal, porque el Estado inmediatamente lo dejó de proteger y ha esperado su oportunidad para intentar desmovilizar a una parte de un electorado. Así pues, soy independentista porque es la única posibilidad que tenemos las personas que queremos ser decentes para poder construir, participar y controlar una política digna que hasta ahora siempre ha seguido los intereses de Madrid, que estos persistentemente han favorecido a unas minorías determinadas, para que gobernasen en la Generalitat.

Atentamente.