Arsenal para adornar la «fiesta nacional»

El 12 de octubre el Estado español celebra su «fiesta nacional» denominada desde el año 1958 Día de la Hispanidad –anteriormente conocida como Día de la Raza–, y en la que también la Guardia Civil conmemora el día de su patrona. Una fiesta que suele estar presidida por un desfile militar en Madrid en el que este año a las habituales ausencias se han sumado otras que reflejan los cambios políticos acaecidos en el Estado. En Iruñea fue la Guardia Civil la que celebró un acto público frente al cuartel. Pese al despliegue de medios, la fiesta nacional cuenta cada vez con una mayor desafección en Euskal Herria y Catalunya, donde ayer varias decenas de ayuntamientos abrieron sus puertas –entre ellos el de Badalona que hizo caso omiso a un auto de un juez que le obligaba a guardar la fiesta nacional española–.

En este contexto de celebración fuentes del Ministerio de Interior informaron que la Policía francesa y la Guardia Civil habían localizado un arsenal, presumiblemente de ETA, al norte de París, en una operación bautizada con el nombre de «Descubrimiento» con el que buscaron relacionar expresamente el hallazgo con la festividad española, tratando de aportar un nuevo elemento represivo a la conmemoración. Este tipo de operaciones ya no concita la cascada de reacciones unánimes y el cierre de filas de antaño, pero si obedece al intento de ahondar en el relato de vencedores y vencidos en el que está empecinado el Estado español. De este modo, los estados español y francés continúan menospreciando todas las oportunidades ofrecidas por ETA y la comunidad internacional para proceder a un desarme ordenado que permita asentar la normalización política, la convivencia y la democracia sobre fundamentos sólidos.

A pesar de la operación policial y al despliegue de medios, la «fiesta nacional» no pudo ocultar la debilidad del proyecto político español, incapaz de afrontar un proceso de democratización del Estado.

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