Ainara LERTXUNDI
DONOSTIA

Un árbol por la paz y la esperanza, broche final de un emotivo ciclo de conversaciones en La Habana

Los jefes de las delegaciones de paz del Gobierno y de las FARC-EP, Humberto de la Calle e Iván Márquez, participaron el martes en la plantación de un árbol que representa los anhelos de paz del pueblo colombiano. Junto a ellos, estaban los integrantes de la quinta y última delegación de víctimas en viajar a La Habana, así como diplomáticos de Cuba y Noruega, países garantes del proceso, y de Chile y Venezuela, en calidad de países acompañantes.

Los jefes de las delegaciones de paz del Gobierno y de las FARC-EP, Humberto de la Calle e Iván Márquez, plantando el árbol. (Adalberto ROQUE/AFP)
Los jefes de las delegaciones de paz del Gobierno y de las FARC-EP, Humberto de la Calle e Iván Márquez, plantando el árbol. (Adalberto ROQUE/AFP)

Este «árbol de la vida y de la esperanza» fue el broche de un emotivo ciclo de conversaciones que hoy culmina y en el cual las FARC-EP han propuesto la creación una «comisión para la erradicación del fenómeno paramilitar».

Durante la audiencia que ambas partes mantuvieron con las víctimas, Márquez remarcó que «es el momento de esclarecer y dar los primeros pasos hacia la solución definitiva del fenómeno del paramilitarismo». «Es uno de los mayores problemas que tenemos que saldar, si en verdad queremos avanzar hacia la reconciliación», subrayó. Afirmó que «sin duda alguna es la causa más sanguinaria de la victimización que ha sufrido Colombia desde el inicio del conflicto armado interno y principal factor del fracaso de anteriores procesos de paz». Y reclamó a la mesa de conversaciones «estar a la altura del inmenso reto que supone acabar con el paramilitarismo». Advirtió también de que «sin el compromiso efectivo del Gobierno nacional, será imposible acabar con el paramilitarismo, por muchos que sean los papeles que se firmen en La Habana».

Recordó la sentencia del pasado día 12 dictada por el Tribunal Superior de Medellín contra el ex jefe paramilitar Jesús Ignacio Roldán en la que los jueces concluyen que «el surgimiento y expansión de los grupos paramilitares, a diferencia de lo que se ha sostenido, no obedeció a la ausencia del Estado en amplias zonas de la geografía nacional. Por el contrario, nacieron y crecieron allí donde había presencia del Estado y de la mano de las Fuerzas Militares. En todo el país, donde quiera que surgieron y pasaron los paramilitares, había brigadas, batallones del Ejército y comandos de Policía para garantizar la seguridad». Se muestran, asimismo, muy críticos con la labor desarrollada por la Fiscalía porque «fue omisiva en la investigación y acusación de las graves infracciones a los derechos humanos y al Derecho Internacional Humanitario cometidas por los paramilitares» y «la mayoría de las investigaciones contra los altos oficiales de las Fuerzas Militares y los empresarios privados de los distintos sectores y niveles permanecen en etapa previa o estancadas». Por ello, el fallo ordena al fiscal jefe Eduardo Montealegre asumir «públicamente su compromiso de investigar, hasta su culminación, los procesos contra los oficiales superiores de las Fuerzas Militares y la Policía Nacional y los civiles que fueron identificados como financiadores, organizadores o colaboradores de los grupos paramilitares».

«Se trata de un reconocimiento explícito de la responsabilidad estatal en el surgimiento, expansión y consolidación del paramilitarismo, así como en la falta de persecución e impunidad de estos grupos criminales, sus integrantes, inspiradores y financiadores. Es la justicia colombiana quien ahora indica que el paramilitarismo se convirtió en una política trazada, auspiciada, permitida y facilitada por los altos mandos de las Fuerzas Militares», destacó Márquez.

Antes de finalizar su intervención, entregó a las víctimas en nombre de la guerrilla y como «gesto simbólico de reparación y de recogimiento frente al dolor y los desgarramientos del alma» una estatuilla con forma de rosa blanca.

Comparecencia de la última delegación de víctimas

Las doce víctimas que se trasladaron a la capital cubana aseguraron que «el proceso de paz es la única salida que tenemos a la guerra que hemos vivido».

«La guerra debería terminar lo antes posible y debería haber un cese el fuego bilateral, ya que generaría cierto consenso en el país para avanzar a un horizonte de paz», consideró en rueda de prensa Camilo Villa, hijo de un abogado defensor de los derechos humanos muerto en 1992 en una acción paramilitar. Inicidió en que son necesarios «actos humanitarios» de las partes que conduzcan al desescalamiento o reducción de la intensidad del conflicto.

En un comunicado conjunto, expresaron la necesidad de promover «un cambio de mentalidad basado en una pedagogía de paz con justicia social» que involucre a todos los colombianos, incluso a los escépticos con el proceso, y se comprometieron a «impulsar y apoyar» la refrendación de los acuerdos entre la sociedad colombiana, además de aportar con sus testimonios a la «reconstrucción de la memoria histórica». «Necesitamos una verdad histórica sobre causas y responsables de esta guerra para encontrar caminos que permitan dar paso a la reconciliación y las garantías de no repetición», manifestaron.

«Sin héroes»

En declaraciones a AFP, el representante de la ONU en Colombia, Fabrizio Hochschild, estimó que «después de 50 años de conflicto, donde hubo atrocidades de todos los actores armados, es difícil hablar de héroes. Los verdaderos héroes para mí son precisamente las víctimas».