Lo que indigna es que los teutones cuenten para ello con la inestimable ayuda de dos de sus víctimas. Y es que tanto España como Portugal, sobre todo el Gobierno Rajoy, se han significado en sus intentos, a la postre infructuosos, para torpedear un acuerdo entre la UE y Grecia que permite al Ejecutivo de Syriza comenzar a paliar el drama humanitario que sufren millones de griegos y da tiempo, aunque sea unos meses, para negociar una solución que no pase por insistir, tozudamente, en el error en que consistiría seguir infllando hasta el infinito la deuda griega con nuevos e interesados «rescates».

Estoy incluso dispuesto a entender que Rajoy y esté aterrorizado ante el hecho de que Grecia está mostrando que hay alternativas y ansíe la derrota, no ya de un gobierno como el de Tsipras sino de un país como Grecia, por cálculos electorales.

Pero por muchas tragaderas con las que me haya despertado hoy lo ya no tiene pase es el desprecio que muestra Rajoy respecto a los suyos. Porque un buen acuerdo para lo griegos es por fuerza beneficioso para los españoles. Ocultar la propia cobardía ante el grande machacando al pequeño. Al que es como tú. He ahí otra gran muestra de la gallardía hispana. Por eso urge irse cuanto antes.