Urkullu se ha referido a la emisión del documental en el que se aborda la realidad de cinco presos vascos en respuesta a una pregunta formulada por el parlamentario del PSE Mikel Unzalu.

Tras la emisión de este documental, emitido en ETB-2 el domingo 25 de octubre, PP, PSE y UPyD dirigieron sus críticas a la dirección del ente público y a Urkullu.

El lehendakari ha recordado que la dirección de EiTB ya aclaró en su momento que la emisión de este u otros documentales no presupone que se compartan «acríticamente todos sus contenidos» y declaran su compromiso «a contribuir activamente a la sensibilización social por la deslegitimación del terrorismo y a difundir y promover valores cívicos de tolerancia, libertad y pluralidad».

«Su emisión en este sentido no fue oportuna», ha reconocido Urkullu, quien ha explicado que EiTB también reconoció que cometió un «error» al utilizar la expresión «presos políticos» en la nota de prensa vinculada a este documental.

Ha añadido que en su momento los tribunales no encontraron en el mismo ningún fundamento para considerar que suponía un «enaltecimiento del terrorismo» y que el documental se ha emitido «libremente» en diversos espacios.

El lehendakari ha dejado claro que él no comparte «en absoluto» la «mirada acrítica con el pasado» del documental, pero ha remarcado que «respetar el pluralismo significa estar dispuesto a escuchar opiniones que no nos gustan».

«La pluralidad de opiniones en nuestra sociedad debe tener un cauce en EiTB siempre que no incurra en enaltecimiento y legitimación del terrorismo», ha zanjado el lehendakari.

Unzalu ha criticado, por su parte, que en EiTB se trata «con más dignidad a los victimarios que a las víctimas» y ha asegurado considerado «inadmisible» la calificación de presos políticos.

El documental se estrenó en 2012 y entonces también estuvo rodeado de polémica. El Festival de Cine de Donostia rechazó, al igual que hizo con otros trabajos de contenido político, la elección de ‘Barrura begiratzeko leihoa’. Los autores lamentaron la «falta de madurez» de los responsables de Zinemaldia.

Además, los autores del documental debieron hacer frente a obstáculos para recibir subvenciones –renunciaron a las ayudas del Ayuntamiento de Donostia debido a las presiones– y también fue perseguido por el delegado Carlos Urquijo.