Nekane Solabarrieta y Aitor Ezkurdia
Miembros de Komite Internazionalistak

Estrategias y mentiras contra el pueblo kurdo

Tras dos años del anuncio unilateral por parte del PKK de la apertura de un proceso de paz con el gobierno de Turquía, se van cayendo las caretas de los gobiernos en esta convulsa región del Kurdistán.

Las constantes provocaciones de Turquía, miembro de la OTAN, propiciador, facilitador y encubridor del ISIS, para que el PKK rompa el proceso, no han sido efectivas hasta el momento. Ahora dichas provocaciones han subido de tono. El Gobierno de Ankara, con Erdogan al frente, bombardea desde hace semanas posiciones del PKK en las montañas de Qandil. En todo este tiempo, el Gobierno de Erdogan ha llevado a cabo una fuerte estrategia represiva contra el movimiento kurdo, fomentando el terror con detenciones de cientos de militantes en pueblos y ciudades bajo su jurisdicción.

Turquía ha dado un paso más allá. Con la connivencia de Barzani, representante del Gobierno autónomo kurdo en Irak, también ha bombardeado posiciones de la guerrilla kurda en el Kurdistán iraquí, que ha culminado con la masacre perpetrada en la población de Zergele (Kurdistán iraquí), donde el 1 de agosto la aviación turca asesinó a nueve habitantes y provocó decenas de heridos.

La estrategia del Gobierno turco y del Gobierno regional del Kurdistán iraquí esconde varios objetivos cada vez más visibles. Ni Erdogan ni Barzani pueden aceptar la implantación por parte del pueblo kurdo, en conjunción con otros pueblos de Rojava (territorio kurdo en el norte de Siria), del confederalismo democrático, un sistema político basado en la democracia participativa y con fuerte carácter anticapitalista que pone en jaque sus intereses geoestratégicos y económicos en la zona.

Erdogan busca terminar a toda costa con el fallido proceso de paz, que el PKK rompa el alto el fuego y así deslegitimar el creciente apoyo que las guerrillas kurdas están recibiendo por parte de la sociedad kurda e internacional, especialmente tras sus éxitos contra las fuerzas del ISIS en Shengal y Rojava. La entrada del HDP (coalición de fuerzas kurdas y de izquierda turcas) en el Parlamento turco tras las últimas elecciones de mayo ha supuesto un duro golpe para el AKP, partido turco de corte islamista liderado por Erdogan, y su sueño de conseguir una mayoría absoluta que afianzara su proyecto de califato. Ahora buscan la ilegalización del HDP bajo acusaciones falsas de instigar el terrorismo, con el objeto de repetir las elecciones en las que sin el HDP Erdogan conseguiría su ansiada mayoría absoluta.

Barzani permite y propicia los bombardeos turcos, mientras ha sido incapaz de defender a los kurdos de Shengal del terror y masacre perpetrada por el ISIS desde agosto de 2014, donde asesinó a miles de habitantes de la región, y secuestró y vendió como esclavas sexuales a miles de mujeres. Ante el abandono de dicha región por parte de las fuerzas armadas leales a Barzani, fue el PKK quien consiguió liberar parte de la zona de Shengal protegiendo a la comunidad Ezidi que vivía allí.

En Rojava, territorio kurdo en el norte de Siria, el movimiento de liberación kurdo y sus fuerzas de autodefensa, YPG e YPJ, se enfrentan a diario con las fuerzas yihadistas del ISIS y Al-Nusra liberando día a día más territorio, haciendo frente al bloqueo de sus fronteras por parte del Gobierno de Ankara y del Gobierno regional del Kurdistán iraquí. Turquía pretende convertirse en la potencia garante de los intereses internacionales en la zona. Así, persigue desde hace tiempo la creación de una zona de exclusión aérea en el territorio kurdo de Rojava que supondría a medio plazo la ocupación efectiva por parte de Turquía de dicho territorio, impidiendo así a la población kurda y al resto de etnias el establecimiento del sistema democrático de autogobierno. Turquía habría negociado con Estados Unidos el bombardeo de la zona de Rojava en el norte de Siria entre los cantones de Kobane y Effrin cercana a la frontera turca ocupada actualmente por el ISIS con el objetivo de crear dicha zona de exclusión aérea.

En medio de toda esta confusión, y en medio del silencio de los medios de información internacionales, como es habitual en esta zona, el Gobierno iraní tampoco pierde oportunidad y ataca a las fuerzas revolucionarias kurdas en Rojhelat (Kurdistán bajo administración iraní). El pasado 1 de agosto fuerzas militares iraníes atacaron cinco pueblos y mataron a dos militantes kurdos.

Con su líder Abdulah Ocalan encarcelado en aislamiento y su principal organización política y armada incluida en la lista de organizaciones terroristas del mundo, el pueblo kurdo seguirá decidido a hacer frente a los ataques y llevar adelante su proyecto político democrático para su pueblo. Es hora de reactivar la solidaridad internacional entre los pueblos y tomar medidas que permitan al pueblo kurdo llevar adelante su proyecto de democracia participativa.

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