¡Lavado con… Etxelan, la imagen de Kutxabank!
Propongo, como fórmulas de solución, la regulación de los mercados. El cambio legislativo en la Ley de Ejecuciones Hipotecarias y en la Ley de Arrendamientos Urbanos. Que la vivienda familiar y habitual sea un bien inembargable. Una moratoria de 5 años para las deudas hipotecarias.
Con relación al programa Etxelan, que pone en marcha Kutxabank, con dos niveles de actuación, “Etxe y Lan”, quiero manifestar mi opinión y exponer públicamente mis reflexiones sobre el mismo.
Este programa se sustenta en tres pilares: La Iglesia Católica, el Gobierno Vasco y la «Obra Social» de Kutxabank.
Dicho «programa» no aporta ninguna solución favorable para la gran cantidad de personas y familias afectadas por la dificultad y el impago de sus préstamos hipotecarios y/o personales, junto con otros productos financieros que, en su día, suscribieron con alguna de las Cajas de Ahorros que, ahora, componen la entidad privada bancaria denominada Kutxabank (BBK, Caja Vital y Kutxa) y que preside Mario Fernández.
En primer lugar, me gustaría conocer qué cantidad de dinero, del presupuesto total del programa, es decir, de esos 7 millones de euros, se va a dedicar, exactamente, a las ayudas al alquiler y con qué cantidad se va a «subvencionar», concretamente, a Cáritas Diocesanas de Euskadi para que realice una tarea que no es nueva y que ya se viene realizando, tanto por Cáritas como por otras entidades sociales y por las propias Administraciones Públicas.
La competencia para realizar dicha tarea, que es una competencia pública y un derecho ciudadano, en nuestra Comunidad Autónoma, es de Lanbide, que pertenece al Departamento de Empleo y Asuntos Sociales, del Gobierno Vasco, y cuya Consejera, en estos momentos, es Gema Zabaleta, del PSE.
Cáritas, una entidad benéfico-asistencial perteneciente a la Iglesia Católica, se dedica, también, desde siempre, ¡cómo no!, a poner «a disposición de las personas beneficiarias recursos sociales personalizados orientados a su acompañamiento e inserción social y laboral».
Esta línea del citado programa ya existe. Ya se está realizando y gestionando por los diferentes agentes sociales y desde las Administraciones Públicas competentes y no sólo para clientes de Kutxabank. ¡Faltaría más!
El Acompañamiento a la Inserción y los Itinerarios individualizados de Inserción (creadora de los mismos, hace ya unos cuantos años, Dña. Maravillas Rojo), se realiza con todos los ciudadanos y ciudadanas que lo solicitan, desempleados o no, en busca de mejor empleo y no necesariamente tienen que estar «en situación de exclusión severa».
Qué nos quieren decir y qué quieren que entendamos, ¿que a las personas en «exclusión social severa» Cáritas les va a acompañar en su itinerario personal de búsqueda activa de empleo y, además, Kutxabank les va a conseguir un trabajo? ¡Venga ya!
Que la gente entienda que, según Kutxabank, en el mejor de los casos, sólo les van a acompañar en la difícil tarea de buscar un empleo y sólamente a los de «exclusión social severa». ¿Qué porcentaje de inserción social y laboral se han propuesto conseguir? ¿Cuántos van a lograr empleo, desde su precaria situación, hoy, en nuestro mercado laboral y qué tipo de empleo? O, ¿sólo con acompañarles vale? (Les aseguro que no estoy de coña).
Hay otra pregunta muy interesante: ¿Quiénes van a ser los elegidos para la «gloria»? Respuesta: El programa está dirigido a clientes de Kutxabank que se encuentran en el umbral de la exclusión social y que, a causa de la situación de desempleo o de ausencia de actividad económica prolongada, no pueden pagar su hipoteca. ¡Menudo slogan publicitario!
Parece muy claro que, el programita «dichoso», va dirigido a todas las personas a las que Kutxabank denomina «morosas», es decir, a los que no le pagan porque no pueden, en estos momentos de crisis económica (no olvidemos, provocada por la Banca), y a los que, impunemente deja sin su casa; al amparo de una Ley Hipotecaria obsoleta, que es caso único, «el caso español», en el mundo civilizado.
¿También va dirigido a las personas avalistas a las que, de igual modo, dejan sin su casa? ¿Las persona mayores, jubiladas, ancianas, enfermas, discapacitadas, menores,… también van a ir a Cáritas para que los inserten laboralmente? O, ¿éstos van a la «puta calle» directamente porque no pueden trabajar para pagar a Kutxabank de por vida? ¡Que vida!
No sé a ustedes, pero a mí esto me recuerda a ciertos episodios de la Alemania de los años 40.
¡Esto sí que es vivir por encima de nuestras posibilidades!
Es obvio que, por si las moscas…, mejor no ser cliente de Kutxabank. No vaya a ser que…, una vez que se hayan quedado con tu casa, te quieran ayudar a salir de la exclusión. ¡No te jode! (Perdón por los tacos, ya que les aseguro que no estoy acostumbrada a ellos; pero la ocasión no es para menos).
Kutxabank se apropia de nuestras casas (legalmente ¡claro!), nos deja con las deudas hipotecarias de por vida, nos embarga hasta los dientes; pero, eso sí, nos «acompaña» para que consigamos un trabajo a través de Cáritas.
Todo esto bajo la piadosa tutela de la Iglesia Católica, en esta ocasión, en forma de «caridad». ¿Qué le ha ofrecido Kutxabank a Cáritas?
Ahora, ¿va a ser Cáritas la responsable de insertar laboralmente a la gente con «propuestas de reinserción individualizada» que diseñará Cáritas? ¡Milagro!
Pero, ¿en qué país vivimos? Por suerte, y gracias a la lucha de muchas generaciones, vivimos en un Estado de Bienestar; aunque les pese a algunos. A la Banca, sobre todo. Ésta se ha empeñado en conseguir lo que nadie ha conseguido hasta ahora: «inventar» la máquina del tiempo para volver al siglo XIX y a un Estado donde la Iglesia, en nuestro país, practicaba la beneficencia y los Poderes Públicos no tenían ninguna competencia en materia de Bienestar Social.
Desde luego, si lo que pretenden es darle más protagonismo aún, si cabe, a la Iglesia Católica, es indudable que lo van a conseguir, ya que, a este paso, acabarán las puertas de las Iglesias llenas de gente con la mano extendida.
Éste no es un problema para que lo recoja la Iglesia, la cual, no lo puede resolver. Tampoco lo ha generado Dios. ¡Con perdón! ¡Que quede claro!
En cuanto a la segunda línea del programa Etxelan, en el que parece ser que «diseñan un sistema de arrendamiento subvencionado para casos de exclusión social severa, que abonará, por un plazo máximo de dos años, hasta el 95% del alquiler», parece ser, que para evitar a toda costa que las personas que pierden la propiedad de su única vivienda se queden en la calle.
¿Cómo es posible realizar tales afirmaciones? Para evitar a toda costa, aquí y en toda tierra de garbanzos, se hace de la única manera que se evita, que es no quedándose con nuestras casas y no dejándonos en la calle. (Más adelante expondré fórmulas para ello que ¡las hay!)
A Kutxabank, al igual que al resto de las entidades bancarias, le gustan los eufemismos; por eso dice: «una vez activado el proceso de reestructuración hipotecaria», que traducido al común de los mortales, significa que Kutxabank se ha quedado en propiedad con las viviendas de las personas trabajadoras que, por causa de la crisis económica que los bancos han generado (no la clase trabajadora), las personas pierden su empleo, su poder adquisitivo, sus negocios y, también, sus casas, que pasan a manos privadas, es decir, en este caso a Kutxabank.
A las personas que ya les han «robado» sus casas, arruinado sus vidas y que se quedan endeudadas para siempre ¡jamás!, ya que su casa se subasta por una cantidad correspondiente al 60% del valor de tasación y las deudas que les quedan, a las personas embargadas, es sobre el restante del préstamo hipotecario más los elevados intereses y las altísimas costas procesales, es decir, unas cantidades astronómicas que nunca podrán terminar de pagar, es a las que se debe de referir, Kutxabank, y de las que dice que se quedan en «exclusión social severa», es decir, víctimas de «la gran estafa del siglo XXI».
Creo, sinceramente, que el nombre que han elegido para este programa no es demasiado acertado. Hubiera sido mucho más apropiado denominarlo Programa Prodigios de la Usura, ya que no ofrece ni trabajo, ni casa. ¡Ni agua!
¿Por qué dicen que se hace la permanencia imposible en la vivienda? Que hablen claro, ¡joder!
Será, ¡digo yo!, porque se apropian, con la «dichosa» Ley en su mano, de nuestras casas y hogares y, una vez que nuestras casas ya pasan a ser propiedad de Kutxabank, pueden volver a sacarlas al mercado; es decir, otra vez a la venta para seguir saciando su usura y, para eso, han de echar a la gente a la puñetera calle. ¡Muy sencillo!
Entrando en lo concreto y los pormenores, quisiera saber, primero: ¿Cuál va a ser el precio real del arrendamiento de cada piso, propiedad ya de Kutxabank?
Y segundo: ¿Qué dinero va a destinar el Gobierno Vasco a cada persona embargada que, finalmente, va a servir para pagar el alquiler a Kutxabank por una «vivienda digna»? ¿Más dinero público, de manera indirecta, para Kutxabank? ¿Nuestras viviendas no son dignas? O, acaso ¿no somos dignos nosotros de tener viviendas en propiedad? ¿La propiedad tiene que estar siempre en manos privadas de poderosos que dirigen nuestras vidas? Eso, ¿lo dice Dios, la Banca (Kutxabank) o el Gobierno?
Y, finalmente, después de 2 años, ¿qué? ¿Nos tiramos a la ría? ¿Nos vamos a vivir a la calle y a dormir a los cajeros de Kutxabank?
Sinceramente, una respuesta como no esperábamos otra, impune ante los Gobiernos de este país que, precisamente, por este motivo no nos coge de sorpresa.
Una vez más, Kutxabank, traslada la solución para combatir este drama humano a la Iglesia y a las Administraciones Públicas. Tira balones fuera, es decir, se exime de responsabilidades y deja a sus clientes, con serias dificultades, en manos de Dios.
Finalmente, no destina 7 millones, si también recauda del Gobierno Vasco.
¡Vamos! Que le pagamos todos, los ciudadanos, la Administración Pública y hasta la Iglesia a su plena disposición para quedarse con las casas de la gente y que nos dejen vivir en algún lado. No demos ideas, pero no nos llevan a las Cámaras de Gas porque perdonándonos la vida, seguimos trabajando para pagarles «religiosamente». O sea, nos necesitan.
Del tan traído Servicio de Mediación, que ha puesto en marcha recientemente el Ejecutivo Autónomo, hablaremos en otra ocasión; aunque no sé si merece la pena ni dedicarle dos líneas. Más que sin palabras, me quedo sin respiración… ¡Ay Dios mío!
En definitiva, esta no es la solución. Ni por mucho que se empeñen, Mario Fernández y el Obispado, y que el Gobierno Vasco apruebe y suscriba este tipo de planes, es decir, ni regule a la Banca ni a los mercados. ¡Viva la democracia!
A pesar de todo, conservo la esperanza de que la presión social y los movimientos ciudadanos consigamos hacer rectificar a la Banca y a la Clase Política. Rectificar es de sabios, pero mucho me temo que, en este caso, convendría más decir ¡Arrepentidos los quiere Dios!
Entonces, ¿para qué está el Gobierno?
Las soluciones son otras, de las cuales, ni la Banca ni los Gobiernos están dispuestos a hablar.
Propongo, como fórmulas de solución, la regulación de los mercados. El cambio legislativo en la Ley de Ejecuciones Hipotecarias y en la Ley de Arrendamientos Urbanos. Que la vivienda familiar y habitual sea un bien inembargable. Una moratoria de 5 años para las deudas hipotecarias. La condonación de las deudas hipotecarias de las familias. La dación en pago, como elección, para las personas afectadas por las hipotecas. El derecho a la vivienda y una reforma estructural de las Políticas Urbanísticas y de Vivienda. La Justicia Gratuita como un derecho para las personas afectadas por deudas de la vivienda ante situaciones de crisis. Por la Justicia Social y los Derechos Civiles. ¡No a los desahucios! ¡Sí podemos!