Itziar Gandarias Goikoetxea
Plataforma de la Marcha Mundial de Mujeres de Euskal Herria

Mujeres refugiadas: doblemente supervivientes

Desde la Plataforma de la Marcha Mundial de Mujeres de Euskal Herria denunciamos el continuo y creciente endurecimiento de las leyes y políticas europeas de migración y asilo y su responsabilidad directa en el recrudecimiento de la violencia contra las mujeres en las zonas transfronterizas y en los países de tránsito hacia Europa

Se estima que a finales del 2016, más de 67 millones de personas abandonaron sus hogares a consecuencia de las guerras, la violencia,  la persecución y el capitalismo depredador. De esas casi 70 millones de personas, un 52% son personas desplazadas internamente que no cruzan una frontera internacional, mujeres en su mayoría, que debido a la pérdida masiva de tierra se ven obligadas a dejar sus hogares y desplazarse a la ciudad. Uno de los pilares para el sostenimiento del actual capitalismo neoliberal es el expolio. Un modelo social y económico de acumulación de unos pocos por desposesión de una gran mayoría que amenaza la vida y se sostiene sobre la dominación de las mujeres, la depredación de la naturaleza, la explotación de las clases trabajadoras y la expoliación de los países del Sur global.

Si reparamos en el viejo continente, el 60% de las personas refugiadas que están llegando a Europa actualmente son mujeres y menores de edad. Las desigualdades de género intervienen antes, durante y después del tránsito. La pobreza endémica de muchos países, las persecuciones por motivos de género debido a su orientación sexo-afectiva, el matrimonio forzado, la mutilación genital o la trata con fines de explotación sexual, obliga a muchas mujeres a salir de sus países y emprender un camino largo y lleno de peligros. Son mujeres discriminadas y perseguidas a través del control de su sexualidad, de su capacidad reproductiva y de su cuerpo, que desafían la heterosexualidad normativa y se enfrentan a las normas sociales y roles de género impuestos por el orden patriarcal.

En su obsesión por las políticas de seguridad y de lucha contra la migración irregular, Europa ha bloqueado sus fronteras a través de un amplio dispositivo militar y policial que dificulta la llegada de personas necesitadas de protección internacional y que ha convertido la huida en una nueva forma de violencia. El despliegue de la agencia Frontex, la externalización de las fronteras a través de  acuerdos con países en tránsito como el realizado recientemente en Marzo con Turquía y los centros de detención para personas migrantes, sustentan el circuito de represión de la Europa Fortaleza. En lo que se refiere a políticas de asilo, es destacable cómo a pesar del aumento de solicitudes, el gobierno español rechaza cada año en torno al 95 por ciento de las solicitudes de asilo y las personas perseguidas por motivos de género resultan doblemente perjudicadas por esta política de denegación sistemática.

Desde la Plataforma de la Marcha Mundial de Mujeres de Euskal Herria denunciamos el continuo y creciente endurecimiento de las leyes y políticas europeas de migración y asilo y su responsabilidad directa en el recrudecimiento de la violencia contra las mujeres en las zonas transfronterizas y en los países de tránsito hacia Europa, convirtiendo las fronteras en «no lugares» para la expansión no controlable de formas paraestatales del control de la vida y la consolidación de redes de tráfico y trata de personas cada vez más profesionalizadas y más organizadas. Se trata, por tanto, de un continuum de violencia, que no cesa cuando las mujeres llegan a Europa, sino que debido a las políticas anti-migratorias se entrelaza con la violencia institucional racista y machista. Múltiples violencias, que tienen su argamasa en un sistema capitalista, patriarcal y neocolonial que a través de la naturalización de la violencia y la cosificación de los cuerpos de las mujeres desarrolla nuevas formas de explotación de la vida.

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