Javier Echeverría Zabalza
Miembro de Podemos Navarra - Nafarroa Ahal Dugu

Renovarse o renovarse

Tras dos años vertiginosos de procesos electorales internos y externos, últimamente se está planteando en diferentes foros la necesidad de reorganización y renovación de Podemos. Una renovación que afectaría al nivel estatal, pero también a una parte importante de los ámbitos autonómicos y municipales. En Navarra también se ha comenzado a debatir sobre esta necesidad.

Podemos nació a primeros de 2014. Tras el éxito conseguido en las elecciones europeas, se institucionalizó a nivel estatal en octubre de 2014, y en Navarra se eligieron sus órganos internos hace año y medio. Durante este último año y medio, además de diversos procesos de primarias para conformar los órganos internos en comunidades autónomas y ayuntamientos así como para la conformación de las listas a presentar a las diferentes convocatorias electorales, han tenido lugar las elecciones municipales y autonómicas de mayo de 2015 y dos elecciones generales: diciembre de 2015 y junio de 2016. Una auténtica vorágine de trabajo y competición interna y externa –a veces dura–, con las consecuencias de desgaste personal y deterioro organizativo que ello conlleva. Con el agravante de haberlo tenido que realizar en los dos primeros años de vida de la organización.

En este último año y medio, la situación política e institucional ha cambiado mucho tanto en Navarra como en el ámbito estatal. Se ha producido un gran cambio institucional en Navarra tanto en los ayuntamientos como en el Parlamento y Gobierno, aunque a muchos nos habría gustado que el cambio hubiera sido bastante mayor. También en el Estado Podemos y otras fuerzas progresistas han entrado con fuerza en muchas instituciones municipales importantes –en algunas, con responsabilidades de gobierno– y también en las autonómicas, en donde mediante acuerdos con el PSOE se ha conseguido echar al PP de varios gobiernos. Y en lo que se refiere al Gobierno del Estado, se ha agudizado la crisis del bipartidismo hasta el punto de que se han tenido que celebrar dos elecciones generales, ha habido dos intentos de investidura fallidos y estamos a las puertas de unas terceras generales si el PSOE no se decide por alguna de las opciones reales de gobierno existentes. También nos hubiera gustado conseguir más a nivel estatal, pero no cabe ni la queja ni la frustración: hay que valorar lo conseguido, aprender y fortalecerse para convertir en retos lo mucho que nos queda por hacer.

Porque, a pesar de todo lo anterior, seguimos teniendo: una desigualdad insultante y creciente; necesidad de importantes cambios en el aparato productivo y en el ámbito de las relaciones laborales; pobreza y desesperación en amplios sectores sociales; graves problemas de empleo, precariedad y vivienda; unos servicios públicos cada vez más devaluados y amenazados; una corrupción estructural enquistada en partidos e instituciones; una democracia enormemente limitada y un sistema institucional sin separación de poderes y bajo la dominación de los poderes fácticos ocultos; una concepción del Estado cada vez más centralista y autoritaria; un poder mediático oligopólico que amenaza cada vez más el derecho de la libertad de expresión de todas las ideas y el de una información veraz de todas las personas; necesidad de cambiar las políticas de austeridad y de empezar a construir una UE más democrática y social; etcétera. Y en Navarra es preciso asentar y profundizar el cambio que acaba de comenzar.

Para abordar esta nueva fase tenemos la enorme tarea de gestionar el gran capital político-institucional que nos ha otorgado la ciudadanía, tanto para forzar todos los cambios socioeconómicos y políticos posibles hoy, como para conseguir lo más rápidamente que se pueda un mayor cambio en la correlación de fuerzas con el fin de abrir camino a transformaciones más profundas. Y más aún, para que todo lo anterior pueda tener condición de posibilidad, necesitamos imperiosamente echar raíces, trabajar sin descanso para que la sociedad civil se empodere y organice mucho más, y articular un bloque social y político fuerte capaz de conseguirlo.

Es decir, centrándonos en Navarra, tenemos unos retos enormes y sería una irresponsabilidad no poner todos los medios a nuestro alcance para abordarlos adecuadamente. Es evidente el papel fundamental que debe jugar Podemos, pero ¿qué herramienta política tenemos en este momento? ¿Cómo están los órganos internos? En mi opinión, creo que ni están en las mejores condiciones, ni tienen la capacidad suficiente como para liderar la elaboración e implementación de las bases políticas y organizativas adecuadas a esta nueva fase, ni han creado el clima interno propicio para responder como corresponde a la magnitud y complejidad de las tareas que tenemos por delante. Y, sin embargo, en Podemos Ahal Dugu Nafarroa hay recursos políticos importantes que, en el marco del fomento de la participación de todos y todas, deberían corresponsabilizarse de la importante labor política que corresponde a Podemos en esta fase. Tenemos una imperiosa y urgente necesidad de renovar esos órganos en su conjunto y tenemos mimbres para hacerlo. Para ello se requiere voluntad, primar lo colectivo y cambiar algunas dinámicas basadas demasiado en la confrontación por otras mucho más inclusivas y cooperativas sobre la base de un debate político franco y honesto. La diversidad interna que tenemos será una gran riqueza política o un enorme problema dependiendo de cómo la gestionemos.

Es la hora de ponernos manos a la obra para organizar, sin prisas excesivas pero cuanto antes y de la mejor manera posible, la renovación de todos los órganos de Podemos Ahal Dugu Nafarroa y de los municipios que la necesiten. Y hacerlo de la mejor manera posible significa, en mi opinión, trabajar por la integración y la inclusividad, por lograr el máximo consenso posible pero sin caer en vetos o amenazas, por distinguir los conflictos internos de los fundamentales, por organizar y empoderar a la base, por fomentar un clima interno más amable y productivo implantando desde ya valores que tienen que ser fundamentales en Podemos, tales como el respeto, el poner el debate de ideas en el puesto de mando y rechazar tajantemente el recurso a las etiquetas y a las descalificaciones personales, el primar lo colectivo sobre lo individual, el fomentar la confianza, el trabajo en equipo…

Cuando se necesita un cambio importante, el dicho popular es «renovarse o morir». Como en Podemos no contemplamos la segunda alternativa, nuestro lema debería ser «renovarse o renovarse». Porque, en las circunstancias actuales, la renovación ya no es una opción más, es una necesidad imperiosa. Los parches y zurcidos ya no sirven.

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