Iulen Lizaso
Hernani

Sin cocinar y a la carta

En marzo de 2015, el Gobierno Vasco ha presentado el Plan de Prevención y Gestión de Residuos de la CAPV. Fija como objetivo valorizable (generación de energía, reutilización y reciclado) un 60% para 2020 y la fracción rechazo a incinerar y/o vertedero el 40%.

Una presentación más «desmenuzada», en particular en lo referido a si ese 60% corresponde a la media de recogida selectiva (muy desigual) domiciliaria de los tres territorios o es la cantidad para cada uno de ellos, se hace indispensable como exigencia de mínimos.

Los ciudadanos sensibles con el medioambiente precisamos discernir para valorar si los 9,5 millones de euros del Plan, servirán como inversión a favor de la economía circular –como lo subtitula– y medioambiente, o gasto para economías de extraer, usar y tirar.
 
Por mucho que el texto del Plan ponga «focos» en otro lugar, el resultado de un plan de residuos, se mide en el último tramo, y lo determina la cantidad y caracterización de la fracción rechazo en el vertedero (el último muestreo aleatorio en un contenedor de Donostia: 55% orgánico y solo el 9% errefusa… pero todo al vertedero).


Como más de la mitad de la fracción rechazo (vertido/incineración) de la CAPV seguirá siendo materia orgánica fermentable, este nuevo Plan, con toda seguridad nos seguirá manteniendo en la cola de países y territorios de la Europa avanzada.

Ya lo advertía Ekologistak Martxan en las alegaciones que presentaba en octubre del 2014: «… este Plan es una colección de «buenos deseos» para tratar de cumplir los compromisos derivados de la Directiva 2008/98/CE sobre residuos (Directiva Marco de Residuos – DMR), pero sin poner en marcha medidas concretas de carácter obligatorio».
 
Diecisiete años de una ley a otra, y como mínimo cinco exigiendo actualizar la normativa de vertederos en lo referido a residuos urbanos (RSU) y «nace» inconcreto, genérico en cuanto a datos y poco exigente por voluntarista en cuanto a la corresponsabilidad de personas e instituciones en la recogida separada de aquellos materiales que por su rápida biodegradación (FROM), su deposición masiva en vertederos produce afectaciones severas al medio ambiente y salubridad del entorno.

Agrupa lo industrial con lo urbano, lo urbano con lo domiciliario, lo biodegradable con lo fermentable… mucho ecodiseño y poca ecooperatividad. Pasada genérica sobre el tratamiento y destino de lodos tóxicos extraídos, contaminación de acuíferos por inyecciones ácidas a presión, y de tierras y ríos por vertidos en superficie de líquidos con gran concentración de ácidos venenosos, generados por prospecciones y explotación de gas no convencional con la técnica de fractura hidráulica (fracking) en tierras calizas (como las de Osinbeltz).

La realidad del aquí y ahora dice que, en Gipuzkoa hay municipios que han minimizado hasta un 2% la deposición de materia orgánica fermentable (FROM) en vertederos (aunque el Sr. Galera anunciaba que lo que se llevara a Osinbeltz contendría un 18%, pero sin destacar que estaría muy deshidratada y bioestabilizada que la hace asimilable a inerte); del resto de Gipuzkoa y territorios de la CAV, ninguno menos del 75% (en crudo) y no hay señal de cambio de tendencia a favor y en contra respectivamente de la «economía circular» a no ser que retiren o restrinjan el uso del contenedor-gargantua como lo hacen pueblos gobernados por Bildu que no quieren el PaP.

El bosque sería muy triste si sus pájaros adaptaran su canto al gusto del visitante, como la normativa medioambiental a los diferentes niveles de exigencia o conciencia: Gipúzkoa recoge globalmente 50,45 kilos de materia orgánica por persona y año (en pueblos Pap hasta 89 kilos), Bizkaia recoge de media ¡4,25 kilos!... un pintxo.

Este último dato (Bizkaia no composta ni el 1% de FROM) y el estado insalubre del tercermundista vertedero de Artigas (la DFB recientemente ha aprobado ampliarlo y alargar su actividad hasta 2.041), el de Zalla y el gigantesco de Alonsótegi (abierto hace 10 años y hoy denunciado por su dueño ante el TSJPV, tras 6 años de denuncia por toda clase de vertidos cuando solo era para tierra de obras de la autovía e inacción y complicidad del Gobierno Vasco.) son el «agujero negro» de la gestión de residuos en la CAPV que a los jeltzales les lleva a boicotear el programa de Gipuzkoa, metiendo palos en las ruedas una y otra vez para que no destaque (aún más) en el ranking europeo.

Así se entiende el silencio por los recortes estructurales en la Consejería de Medioambiente y el Ihobe en los que tanto Ana Oregi y Javier Agirre… callan. También ante la incompetencia o impotencia por falta de medios técnico-estructurales para resolver el problema de contaminación ambiental y acumulación progresiva de residuos y materiales peligrosos, derivados y proveniente del desmantelamiento industrial en zonas de Bizkaia con grandes superficies de cubiertas y techumbres de amianto, cuya manipulación ha supuesto solo en lo que va de año 8 muertes por abestosis, declarada con mucha desgana por el Gobierno Vasco: enfermedad profesional.

Un Plan con mucho condimento político-mediático: cocinado al copia y pega y servido a la carta para que el fracaso del territorio matriz de la casta vasca, se pueda diluir con el resto, y así «broncear» la estadística global para hacerla más digerible en Europa.


Corresponde al Gobierno Vasco la inspección y sanción por incumplimiento de la jerarquía europea (DMR) en el tratamiento de residuos recogidos selectivamente (anteponer el reciclado a valorización energética). ¿Por qué permiten que la mayor parte de los neumáticos fuera de uso (NFU) terminan en hornos incineradores (Zabalgarbi o cementeras) y no en plantas de reciclado del caucho?; lo propio con plásticos reciclables recogidos selectivamente en Bizkaia… ¿Qué se pretendía en Zubieta con la anuencia de un GV que descuida esa jerarquía?... muy sensible con los vertederos presentes y futuros de Gipuzkoa, pero mira para otro lado con lo que ocurre con los de Bizkaia como Zalla, el de las escorias y cenizas de Zabalgarbi. ¿Acaso no basta con una sola planta incineradora para la CAPV? ¿porqué empresa público-privada (lobbys hoy investigados aunque todavía no imputados) con ánimo de lucro?... siempre el silencio como respuesta.

Predican soberanía para Euskadi y sensibilidad medioambiental, pero alejados de todo principio de cautela, no dudan en «abrazarse» al PP votando a favor del fracking y políticas extractivas innecesarias. ¿Por qué les apoyan con el voto si ya tienen mayoría absoluta?... Es el tributo que debemos pagar los vascos y vascas por su obsesión enfermiza con el TAV (o contra quienes se oponen al elitismo de la alta velocidad) subordinándonos a los intereses político-financieros del estado español y corporaciones empresariales, con el fin de mantener engrasadas las puertas giratorias de las constructoras y energéticas, a costa de atentar la casta, contra la economía circular del bien común… la empresa de todos y todas.

Bilatu