Filipe Dulucq e Iñaki Egaña
Delegados de LAB de Kutxabank

SOS Kutxabanque

Aunque el área territorial del PNV se circunscriba al conjunto de Euskal Herria, su dinámica económica es un desastre que ahonda en la desestructuración de nuestro país.

El año en el que la sociedad vasca, cohesionada y por vez primera en más de dos siglos, ha conseguido de París su reconocimiento territorial a través de la formación de la CAPB (Communauté d'Agglomération Pays Basque) o Euskal Hirigune Elkargoa (EHE), el consejo de administración de Kutxabank, donde los consejeros del PNV son mayoría absoluta, decide que Kutxabanque, su marca en Ipar Euskal Herria, no tiene valor. En consecuencia, decide vender su cartera de clientes y clientas a un banco francés y despedir a su plantilla, 23 trabajadoras y trabajadores.

La posibilidad de que el único banco con matriz vasca se hubiera conformado como parte de ese motor que necesita y exige la CAPB/EHE para el desarrollo de estrategias nacionales de conservación del tejido económico, incluso de reactivación, han sido disueltas de un plumazo. Con una visión decimonónica, el PNV ha vuelto la espalda a su pueblo, incluidos sus votantes y seguidores que en campaña a las legislativas a la Asamblea francesa demandaban un compromiso con las instituciones, apelando al momento histórico surgido con la creación de un ente propio como es la CAPB/EHE.

Es notorio que, aunque el área territorial del PNV se circunscriba al conjunto de Euskal Herria, su dinámica económica es un desastre que ahonda en la desestructuración de nuestro país, alimentada por Madrid y París, unas veces como castigo, otras como simple lógica capitalista. La dirección de Kutxabank está contaminada por troyanos al servicio de la nada absoluta, con una visión estratégica que concluye en sólo unos días. La segunda hipótesis sería aún más pésima: el desconocimiento de cuáles son las coordenadas de cohesión económica y social de Euskal Herria, incluso de su existencia.

Es en estas iniciativas prácticas que su política económica ha quedado retratada. La compra y gestión de una caja quebrada, CajaSur, dirigida por un obispo corrupto, hoy incorporada a Kutxabank y saneada a costa del ahorro de los vascos, es el paradigma. Como también el cierre/venta de Kutxabanque y el despido de sus trabajadoras y trabajadores.

Dejemos oír a los agentes políticos, económicos y sociales que a través de sus representantes institucionales en la CAPB/EHE han demandado herramientas para construir un futuro para nuestro país, para que nuestras hijas e hijos no tengan que seguir emigrando. Las decisiones de una élite económica cuya deriva en este tema ha sido notoria pueden revertirse. Demos pues una oportunidad a la construcción propia de nuestro país, también en Ipar Euskal Herria. Por nuestros 23 compañeras y compañeros. Y también porque nuestro país lo merece.

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