Francisco Letamendia «Ortzi»
Profesor Emérito de la UPV-EHU

Un abrazo a Eneko Compains

aixo, Eneko. Qué voy a decirte que ya no sepas. La malintencionada noticia que te afecta tiene varias hojas de cebolla escondidas una detrás de otra. Una consiste en ver al sistema (en sentido amplio) denigrando a posteriori y públicamente un pacto procesal que él mismo ofreció.

Cuando no hay nada deshonroso en ello, siempre que no se franquee (lo que obviamente no se da aquí) la línea roja absoluta de la delación o de perjudicar de algún modo a los compañeros-as. Y es que la regla de oro de todo procesado es la de poner todos los medios para eludir la cárcel.

Está luego el mecanismo que el sistema no para de activar en tantos ámbitos vascos: se deforma la situación inicial, definiendo al interesado-interesada como «proetarra», se congela esta definición in illo tempore sea cual sea su evolución personal y la de las circunstancias, y se la utiliza para excluirle y bloquear –o intentar bloquear– su situación, sea político-electoral, como en el caso de Arnaldo, sea en el ámbito docente, como es tu caso. (También lo fue el mío, hace ya algunos años, con la promoción a catedrático bloqueada por «proetarra»).

Hablemos pues del ámbito universitario, que es el tuyo y el mío. Los problemas no han venido aquí nunca de la UPV-EHU, sino de los grupos de poder académicos del centro que controlan admisiones y promociones.

En la Universidad vasca somos bastantes los docentes condenados –no ya procesados, como es tu caso– por este tipo de asuntos: yo lo fui en 1985 por apología del terrorismo. Pero  reto a cualquiera a que investigue entre los/las estudiantes si creen que en algún momento hemos incitado a la violencia o adoptado actitudes violentas. Se encontrarán –y en la Universidad hay afortunadamente, como en botica, estudiantes de todas las orientaciones– con un aprecio generalizado, un aprecio mutuo que se prolonga en muchos casos una vez terminada la relación docente.

No te conozco personalmente, Eneko, pero estoy seguro de que eres de los «míos». De los entusiastas de la docencia, de los que consideran un privilegio interactuar con gente que te mantiene siempre joven, pues curso tras curso tienen siempre los mismos años; de los que te enriquecen con sus preguntas, observaciones, críticas y comentarios, con lo que se aprende  más de ellos de lo que se les enseña; de los que distinguen entre sus opiniones personales y los conocimientos impartidos,  que deben ser universales; de los que mantienen una actitud cercana y respetuosa con todas las orientaciones, humanas, sociales, políticas y de género, de su estudiantado; de los que ven los conocimientos como una llave para abrir las puertas del mundo y penetrar todos juntos en sus distintos ámbitos.

Animo, colega, me tienes, como a tantos otros y otras, a tu lado. Y si en algún momento consideras oportuno pedir a este viejo profesor opinión o colaboración en cualquier tema académico –es sabido que más sabe el diablo por viejo que por diablo– cuenta conmigo para lo que sea.

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