No soy catalán y por ello no voy a poder votar en este referéndum, no soy catalán pero me gustaría votar y votar que «sí», pero no voy a votar, al menos por ahora.

A mí también me gustaría que el Gobierno de Lakua apostase por un referéndum para constatar que es lo que queremos nosotros, lo que ellos quieren ya lo sabemos, seguramente ellos también lo saben y por ello nunca, si no se ven forzados, someterán a las urnas la voluntad popular. Pero a mí sí que me gustaría y como a mí estoy seguro que a muchos y muchas.

También me gustaría que este Gobierno de Lakua tuviese más agallas que las que tiene, si es que las tiene claro está, y apostase por el pueblo catalán, por el derecho de todos los pueblos a decidir su propio futuro y por la legalidad de las urnas, también el nuestro.

Seguramente que si fuese catalán y escuchase la «amenaza» de la presidenta del Bizkai Buru Batzar, Itxaso Atutxa, de no apoyar los presupuestos del 2018 dependiendo de lo que el Ejecutivo de Madrid haga o deje de hacer respecto al referéndum del 1-O. Insisto si fuese catalán me iba a coger un cabreo de padre y señor mío, sin serlo también.

Si no les gustan estas declaraciones pueden leer las de Iñigo Urkullu, las de Andoni Ortuzar, las de Aitor Esteban, las de Josu Erkoreka… o si las prefieren las de Cristóbal Montoro o de Rafael Hernando. Verán, o leerán, como la amenaza de Itxaso Atutxa no es como para temblar. Al fin y al cabo el PNV se acuerda de la independencia dos semanas antes de las elecciones autonómicas y no todos.

Porque en mi opinión, claro está, los medios de comunicación, incluso aquellos que se jactan de izquierdistas, están validando la no política del Gobierno de Rajoy. Son ellos los que están justificando y deslegitimando, ya saben fuera de la ley todo es ilegal, este referéndum.

Una cosa no es justa por el hecho de ser ley. Debe ser ley porque es justa. Esta frase no es mía pero viene que ni pintada.

Pero aquí tenemos, aunque no la refrendamos muchos y otros muchos más nunca tuvieron la ocasión ni de votarla, la Constitución y lo mismo vale para un roto que para una prohibición. 


Tenemos la Constitución, el Tribunal Constitucional, el Tribunal Supremo, la Audiencia Nacional, los tribunales varios, algunos también supremos en sus autonomías y la Fiscalía.

El fiscal general es nombrado por el Rey a instancias del Gobierno (central) y tiene autoridad sobre todos los fiscales del reino pudiendo imponer su rango sobre todos ellos.

El Tribunal Constitucional donde mueren todos los recursos tiene la extraña particularidad de llegar tarde a todas partes

La Ley, a la que se supone están obligados todos los anteriores, jueces y fiscales, ofrece varias divisiones y definiciones.


a) Según el modo de operar: 
•Permisivas: son aquellas disposiciones que autorizan, permiten a un sujeto realizar determinadas conductas. 
•Prohibitivas: son aquellas que vedan, niegan al sujeto la posibilidad de realizar determinados actos o de tener ciertas conductas. 
•Declarativas: son aquellas cuyo contenido encierra definiciones. «Son personas todos los entes susceptibles de adquirir derechos y contraer obligaciones».


b) Según cómo actúa la voluntad individual: 
•Imperativas son leyes que se imponen a la voluntad individual o colectiva, que no dan opción para el sujeto. 
•Supletorias son leyes que rigen solamente cuando las personas no expresan su voluntad en otro sentido. Están estrechamente ligadas al principio de autonomía de la voluntad.

Estamos hablando de un Referéndum que busca conocer la voluntad del Pueblo Catalán, el derecho de votar de cada uno de ellos y por ello nos fijaremos en las leyes que son permisivas y autorizan o permiten y no en las prohibitivas que vedan o niegan, las imperativas que imponen a la voluntad colectiva o individual y las supletorias ligadas al principio de autonomía de la voluntad.

Si un referéndum puede ser convocado por el Rey a instancias del presidente del Gobierno debería ser medianamente claro que un referéndum en si no es ilegal lo hace ilegal la voluntad del presidente del Gobierno y de eso el actual nos ha dejado tantas perlas como silencios, olvidos y no voluntades.

Si yo fuese catalán el día 1 iría a votar. Como no lo soy el día 1 estaré en Barcelona por estar y por ver porque esta ocasión va a marcar el futuro de muchos, incluso de aquellos que no somos catalanes.