Fede Garcia I Barakaldo

Cuarenta y cinco millones de euros...

...u, ocho mil doscientos millones de pesetas, el BBVA ha puesto en las manos del despedido Sr. Angel Cano, exempleado de esta singular entidad vasco-financiera, ejemplar por exceso, en sus espléndidas larguezas de engrase… como indemnización por despido ¿procedente? o despido de los de a dedo, por aquello, de que al que sobra, siempre a juicio del mandamás de turno, hay que enviarlo a un ostracismo-dorado sin contemplaciones de ningún tipo, por supuesto, sin derecho a las prestaciones por desempleo, RGI, o cualquier otro derecho que pudiera generar este tipo de lanzamientos  fulminantes.

Los Angel Cano, y tantos otros precedentes, altos directivos o empleados e pedigrí, no son motivo jamás de escarnio público ni de denuncia político-sindical-social, porque, estos “ejemplares” están amparados por el principio de la insensibilidad social bancaria, que al menos, a juicio del firmante produce monstruos, y en consecuencia, el diferencial de seguridad en materia de incendio social no salta.

No es aceptable que, por enviar a un empleado de una entidad financiera, o de cualquier otra naturaleza, pública o privada, a las listas del SEPE o de Lanbide, se pongan a su disposición 8.200 millones de pesetas de modo público, ostentoso e insolidario.

No es aceptable que una entidad bancaria situada en la cúspide del ranking-bancario actual, dedique tal ingente cantidad de dinero, a los efectos de no-confesos de anestesiar al Sr. despedido, cuando en los emolumentos percibidos ya por sus servicios en activo en el Banco, han sido especialmente bien remunerados de modo previo.

No es aceptable, que el BBVA, y también los demás: SI repara y reparan en gastos, cuando se trata de ejecutar deudas  por incumplimientos forzosos de créditos hipotecarios de modo fulminante, dejando en la cuneta social a cientos de miles de ciudadanos y de sus familias, pasándoles, además, los gastos de gestión, intereses y de diversos protocolos añadidos, sean a los titulares de los créditos o, también, a los avalistas.

No es aceptable, que mientras, decenas de miles de familias no pueden llegar a fin de mes, los jóvenes sin empleo y los parados y paradas sin prestación ni subsidio alguno ni perspectiva de tenerlo, se engrase de modo más que generoso, la extinción de una relación contractual en régimen de monopolio con dineros ajenos y posibilidad de volver a ser reempleado en otra entidad bancaria local, estatal, o de cualquier otro ámbito. Ejemplos de ello, no faltan. Aquí, no hay puertas giratorias. Aquí, siempre hay toboganes hacia un nuevo superempleo, naturalmente mucho mejor remunerado, por supuesto: Los 45 millones de indemnización del BBVA, son, sin dudad alguna, el mejor de los avales.

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