Mario Unamuno Plazaola, Gema Celorio Díaz, Sonia Bernedo Gómez, Esther Bernedo Gómez, Beatriz Alonso Álvarez, Jaime Otxoa de Alda Morales, María Luz Alonso Bengoa, Javier Sesma Ausejo y Juan Arrosagaray Montané

El alcalde Maroto habla a personas que abren el periódico

Según leemos en GARA, dijo el alcalde Maroto el pasado sábado, 18 de octubre: “¿Qué le digo yo, como alcalde, a las personas que abren el periódico y ven que, con el dinero de todos estamos pagando una ayuda social de 866 euros a un persona que por la mañana va a la oficina de Lanbide a pedir la ayuda y por la noche está en el barrio de Judimendi acosando sexualmente a una menor y sigue cobrando la ayuda social del Gobierno Vasco un mes sí y otro también?”.
 
Podría decirles que ser perceptor de ayuda social y al mismo tiempo abusador sexual no van de la mano, y que se perseguirá al delincuente por su delito, SOLO POR ELLO.
 
Podría decirles que no conviene confundir dos problemáticas sociales distintas, y que la lacra del abuso sexual no entiende, desgraciadamente, de capa social ni de origen geográfico o cultural. Puede incidir en que abusadores sociales los hay en todas las capas sociales, incluso en tan altísimas instancias que no necesitan de ayuda social (económica) ninguna, como por ejemplo, ni más ni menos que todo un ex presidente del Fondo Monetario Internacional. Y precisarles, si lo juzga oportuno, que se trata del francés Dominique Strauss-Kahn, no –en esta ocasión– de Rodrigo Rato.
Y que, desgraciadamente, tenemos cosecha autóctona suficiente en la materia, sea perceptora de ayuda social o no, como para achacar el problema a la población inmigrante: José Bretón, el pederasta de Ciudad Lineal...
 
En lo que se refiere propiamente a la ayuda social percibida por un abusador social en Vitoria, o por un yihadista en Bilbao, podría explicarles que el Gobierno obligó al propio ciudadano que leía el periódico, y a todo el resto del país (excepto, quizá, a los miembros de la familia real) a “salvar” unas entidades bancarias, por ejemplo Bankia, cuyos dirigentes... en fin... con unos 500 euros por persona (22.000 millones de euros de rescate... ¡más los gastos de defensa de los... en fin…!
Podría quizá Vd. devolverle la pregunta sobre quién realmente le/les ha robado. Sería interesante la respuesta, ¿no cree?
 
Podría hacerles ver que la picaresca y el fraude se dan en todas partes del mundo... Que, de hecho, la propia palabra “picaresca” es una aportación española a la cultura universal. En esa línea, podría sacar pecho patriotero y recordar a quienes necesiten de su guía que no necesitamos que venga gente de allende los mares para instruirnos en el arte del mangoneo, el fraude y la rapiña, que en este país tenemos muchos y magníficos carroñeros, sobre todo de la cosa pública.
E ilustrarlo con el hecho de que, además de que en otros partidos políticos también, en el suyo mismo se empeñan en ponerle las cosas difíciles para poder justificar su campaña de control sobre los dineros públicos; podría explicarles cositas sobre Rodrigo Rato, la Gürtel, Fabra, un tal Bárcenas, las fiestas de cumpleaños de Ana Mato, etc.
Podría convencerles de que Vd. personalmente se involucrará en limpiar previamente la casa propia, para así poder tener la autoridad mínima moral como para encabezar esta lucha suya contra la madre de todos los fraudes (ejem).
 
Pero da la casualidad de que nosotros también somos personas (quizá un poco idiotas mentales, por cuanto que no vemos lo que “todo el mundo en la calle sabe”), y que también abrimos periódicos. También nosotros tenemos alguna pregunta que hacerle: ¿por qué perseguir a la parte débil de la sociedad, cuando “la gente sabe” (y en este caso sí hay datos) que hay fraudulentos de alto copete a cascoporro: Urdangarín, Pujol, Gürtel, Elena de Borbón (ah no, perdón... ella no sabía nada, habrá que creerla... a ella sí), Blesa... ¿Seguimos, paramos?
 
Sr. alcalde, desde el acuerdo en que hay que mejorar (pero siempre, no solo a las puertas de las elecciones) el control sobre las ayudas (error del Gobierno, no de los perceptores, ni autóctonos ni inmigrantes), ¿cuánto años debería cometer fraude el único yihadista fraudulento que nos consta para equipararse al fraude de solo el menor de los muchos, muchísimos, banqueros y políticos mafiosos que nos constan (con lo de las tarjetas opacas, unos 80 de una tacada, ouuhhh yeahhhh)? ¿100 años? ¿200? ¿Más?
 
¿Por qué reivindica Vd. la mejora del control sobre los fraudes de pequeño calado (que aplaudimos) y no sobre los de enormísimo calado? Clame Vd. en el desierto cada vez que su partido se niega, recurrentemente, a abrir comisiones de investigación por actividades presuntamente fraudulentas, y ganará credibilidad.
 
Es más, ¿cómo es que reivindica Vd. la mejora del control sobre los fraudes, pero luego las medidas que propone no son de control sobre todos los dineros públicos (incluso sobre los tramposos de gran calado), sino de discriminación para con las personas en peor situación? ¿Por qué pretende dificultar aún más la vida a los perceptores honrados de ayudas sociales por causa de los fraudes (pequeños), y no hace lo mismo con el fraude grande de banqueros y políticos corruptos? ¿Es más fácil –e impune– ir a por el débil, aunque la cantidad recuperada sea infinitamente menor? ¿Es realmente la lucha contra el fraude lo que le importa? De verdad, hasta que se supo del caso del yihadista bilbaíno, ¿no se había Vd. enterado de ningún otro de corrupción y fraude en Álava, CAV, España que le despertara ese espíritu tan Robin Hood que ahora le adorna?
 
¿Por qué un verso libre como usted se obceca en negarse a ofrecer los datos sobre los que, necesariamente, ha de basarse una acusación? ¿Quizá para diferenciarse del odioso Sr. Bárcenas que ahora –ahora– no quiere dejar de dar?
 
¿Qué nos diría usted, alcalde nuestro?

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