Javier Orcajada Del Castillo

La avaricia rompe el saco

La electricidad en el año 16 ha subido un 30% y se prevé que para el actual suba aun más. Es sabido que España tiene el segundo precio más elevado de la UE y que las empresas que tienen un consumo de electricidad elevado no pueden competir con otras extranjeras y han dado la alarma. Saben que están al borde de ser expedientadas por la UE. Además, temen que se generalice el uso de generación mediante placas solares, lo que supone que toda su infraestructura de térmicas, nucleares e hidráulicas y el sistema de red eléctrica quede sin utilidad, pues las energías naturales son ya una realidad. Los consumidores producirán la energía que consumen a precios ínfimos, sólo falta que la UE obligue a anular todas las trabas a las energías limpias y el impuesto al sol sea derogado. Justo castigo a su impunidad y arrogancia y las fantasías afirmando que la energía que producen es ecológica: las nucleares, las térmicas incluidas. Lo mismo que le sucederá a la banca próximamente, pues con los tipos de interés que cobran por sus préstamos y el riesgo que asumen al prestar masas ingentes de dinero a fin de rentabilizar su negocio, va a ser imposible mantener su gigantismo y sus beneficios. Además, los directivos están aun pendientes de responder de malas prácticas en sus gestiones, obligando al gobierno a cuantiosas ayudas a costa de otros destinos sociales. Ello demuestra la falacia de que la gestión privada es más eficaz que la pública. Véase la realidad. Se evidencia así que los monopolios son negativos incluso para los que los disfrutan, pues han provocado un fuerte rechazo entre los usuarios y ahora deben responder de verdad, sin cataplasmas como los stress tests o valoraciones amañadas de sociedades de rating que emiten sus informes favorables trucados a cambio de cuantiosas minutas.

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