Iñaki San Sebastián

Señor Don Dinero

Estos días, en la España Católica, se han publicado en los medios los ingresos  millonarios de los Galán, Botín, Alierta y cia. Si les sumamos las cifras que se llevan políticos presuntamente corruptos de todo pelaje y algunos deportistas de élite, la cosa da que pensar. Yo no he podido evitar el recordar  la leyenda de  los hebreos adoradores del Becerro de Oro, al pie del Monte Sinaí. Al parecer,  habían perdido la fe en el Yahve que  debía de llevarles  hasta la tierra  prometida y se abrazaron a un dios más cercano y tangible.  

La historia parece repetirse en un occidente opulento de larga tradición cristiana. Aquí y ahora, para demasiada gente más o menos privilegiada, el único dios cercano bien sea de metal, papel o plástico, se diría que es el Señor Don Dinero. ¡Cuánto adorador de este ídolo, insaciable a la hora de acumular patrimonio caiga quien caiga! ¡Cuánto fariseo que, sin el menor sonrojo, va por la vida cantando París bien vale una misa y pisoteando derechos e ilusiones de la buena gente!. No sé hasta dónde intenta llegar el Papa Francisco. Lo evidente es que,  solo con buenas palabras, no librará a su Dios del arrinconamiento al que le va sometiendo su gran competidor.

¡Vivir para ver!. El cambio no se puede hacer esperar demasiado. Se entiende que la familia que pasa el mes con la RGI o con mil euros, sueñe con ganar al menos los tres mil  que le sacarían del agujero. Esto no es ambición sino una exigencia de la propia dignidad humana. Ahora bien, lo que te deja cara de tonto es ver cómo algunos genios de la empresa, las finanzas, la política o el deporte se llevan, de una forma u otra, cientos de miles de euros al mes. ¿Sería mucho pedir que, al menos, nos explicaran cuanto pagan a Hacienda y como administran el resto?. ¡Menos mal que el dinero no da la felicidad!. Si no fuera así no nos quedaban más que un par de alternativas: conformarnos con las migajas que van dejando la avaricia y la falta de solidaridad  o plantar cara a esta situación, uniendo  fuerzas para acabar con tan exageradas desigualdades sociales.  Aviso: pensemos bien lo que vamos a hacer con nuestro voto, en este semestre electoral 2015.

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