Nuevo escenario para el pueblo colombiano

El Gobierno de Colombia y las FARC firmaron ayer el llamado Acuerdo Final que cierra las negociaciones de paz desarrolladas en La Habana durante los últimos cuatro años. Deberá ser refrendado por el pueblo colombiano mediante referéndum el próximo 2 de octubre. Las FARC, por su parte, convocarán una conferencia interna que dé el visto bueno a lo pactado. En seis grandes bloques se recogen los principales aspectos que deberán ser implementados en ámbitos como la reforma rural, la participación política, el problema de las drogas ilícitas, el cese de fuego o las víctimas.

La comunidad internacional ha saludado el acuerdo de manera unánime y han ofrecido ayuda material. Incluso Mariano Rajoy felicitó telefónicamente a Juan Manuel Santos, lo que merecería capítulo aparte. Lo importante es que la firma abre una hoja de ruta para cerrar definitivamente el largo y dramático capítulo de la confrontación armada y apunta el inicio de un nuevo tiempo cuya base sea el debate de las ideas, como lo calificó el negociador jefe de las FARC, Iván Márquez. Termina el quehacer de las delegaciones negociadoras y comienza el ciclo de la sociedad colombiana, que será clave para implementar las resoluciones pactadas, empezando por el plebiscito. En ese sentido, ayer mismo diferentes representantes de la sociedad civil –y la iglesia, muy influyente en Colombia– hicieron llamamientos a la reflexión y al diálogo sereno para construir la paz. Esta implicación social resultará clave para enfrentar a los enemigos de la paz que, encabezados por el expresidente Álvaro Uribe, valoraron el acuerdo como un fraude. Conviene tener en cuenta, además, que para completar el nuevo escenario falta el acuerdo con el ELN.

Un nuevo escenario político se va asentando poco a poco en Colombia, aunque la paz se consolidará en la medida en que tome impulso la promoción de los derechos humanos, la democracia, la justicia, la seguridad y la prosperidad del pueblo colombiano.

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