Los dos mossos d'esquadra imputados por la herida que sufrió Ester Quintana en la huelga general del 14 de noviembre en Barcelona –por la cual perdió un ojo– han declarado esta mañana ante el juez, ante el que han vuelto repetir la versión oficial, según la cual aquel día no se disparó ni una sola bala de goma. Así lo ha explicado la abogada de Quintana, Laia Serra, que sin embargo se ha mostrado satisfecha tras la declaración de los dos agentes, subrayando «las numerosas contradicciones» en las que han caído.

Serra ha destacado que las contradicciones de los dos imputados –un subinspector y un escopetero de la Brigada Móvil– «serán muy valiosas de cara al juicio» y ha subrayado que, tras cinco meses de instrucción, ni los Mossos ni la Consejería de Interior «han sido capaces de aportar ninguna prueba objetiva» a favor de su versión, que únicamente se sustenta por su declaración.

La abogada también ha subrayado que ambos agentes han negado haber sido preguntados, dentro del cuerpo de los Mossos d'Esquadra, por los incidentes de la tarde del 14 de noviembre, algo que Serra ha calificado de «alarmante» y que contradice la versión de Interior, que aseguró haber puesto en marcha una investigación interna.

Aunque la instrucción judicial todavía no ha concluido, Serra ha asegurado que la declaración de hoy «marca un antes y un después» en el caso, ya que las contradicciones permitirían pensar en que el caso seguirá abierto y se celebrará el juicio contra los dos imputados. Ha calculado que en unos dos meses podría finalizar la instrucción del caso.

Desde noviembre pasado, el caso de Ester Quintana ha puesto sobre la mesa de la opinión pública catalana la utilización de las balas de goma y las actuaciones de la Brigada Móvil de los Mossos d'Esquadra, que en todo momento han negado que se lanzase ningún proyectil de este tipo durante aquella huelga, algo que contradice a los numerosos testigos, pruebas audiovisuales e informes médicos que avalan la versión de Quintana, según la cual fue una bala de goma la que impactó en su cara, haciéndole perder un ojo.