1977/2024 , March 12

El «no» de Hego Euskal Herria a la OTAN sigue aún resonando

La ciudadanía de Hego Euskal Herria dijo «no» a la OTAN en el referéndum convocado el 12 de marzo de 1986 sobre la permanencia del Estado español. El Gobierno de Felipe González logró salvar la consulta, siendo Catalunya y Canarias la excepción como los territorios vascos.

Movilización organizada por el Manifiesto en Defensa de la Soberanía Vasca en vísperas del referéndum.
Movilización organizada por el Manifiesto en Defensa de la Soberanía Vasca en vísperas del referéndum. (EGIN)

El «no» se impuso en Hego Euskal Herria con el 60% en el referéndum sobre la permanencia del Estado español en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) celebrado el 12 de marzo de 1986, con porcentajes de voto negativo que fueron del 68,2% en Gipuzkoa, 64,2% en Bizkaia, 59,5% en Araba y 52,7% en Nafarroa. En la edición de 'Egin' del día siguiente se destacaba que en las zonas euskaldunes el rechazo fue abrumador.

Fue la excepción, al igual que Catalunya y Canarias, donde la oposición a la Alianza Atlántica se impuso, mientras el Gobierno del PSOE cosechaba un triunfo del 56,85% frente al 43,15% con el 6,54% de papeletas en blanco. «Lo que cuenta es que este resultado es bueno para España porque se ha ratificado la permanencia y participación en Europa. Este es un signo de que avanzamos hacia la modernidad y la democracia», manifestó el lehendakari José Antonio Ardanza, obviando la victoria del «no» en Hego Euskal Herria.

Para cuando se convocó la consulta, el Estado español llevaba cuatro años en el seno de la alianza militar nacida del Tratado de Wastington de 1949, ya que el Gobierno de la UCD dirigido por Leopoldo Calvo Sotelo rubricó la adhesión el 10 de diciembre de 1981, que se hizo efectiva el 30 de mayo de 1982, antes de la victoria del PSOE en las elecciones generales del 28 de octubre de aquel año.

En la votación que se realizó en el Congreso y el Senado, los grupos de derecha, incluido el PNV, apoyaron la incorporación, mientras que PSOE, PCE, PSA y la mayor parte del grupo mixto lo hizo en contra, tal y como recordó GARA en un reportaje publicado al cumplirse 36 años del referendo.

Felipe González prometió durante aquella campaña que iba a convocar un plebiscito. El «no» del PSOE se transformó cuatro años después en un «sí», apartando un lema empleado por el partido en aquellos años: «OTAN de entrada no». En el convocatoria del referendo, desde la oposición se acusó al Ejecutivo de proponer una pregunta poco clara.

En su viraje hacia el «sí», en el discurso sobre el Estado de la Nación de octubre de 1984, Felipe González presentó el Decálogo de Paz y Seguridad, que estableció las directrices que se deberían ratificar en referendo, que incluían que la participación en la Alianza no conllevaría su incorporación a la estructura militar integrada, así como que se mantendría la prohibición de instalar, almacenar o introducir armas nucleares.

«Si en 1981 el PSOE defendía que España debía colaborar con el equilibrio internacional no ingresando en la OTAN, en 1984 argumentaba que debía hacerlo permaneciendo en ella; si en 1981 alegaba que la OTAN legitimaba las dictaduras portuguesa, griega y turca, en 1984 afirmaba que la OTAN reunía países democráticos», resaltaba el informe 'Treinta preguntas sobre la OTAN. Treinta años después del referéndum', elaborado por el Centre Delàs d'Estudis per la Pau de Barcelona, para precisar de qué forma se habían incumplido las condiciones de aquella consulta y qué suponía continuar en la Alianza.

Iniciativas populares

Dos fueron las iniciativas populares más importantes a favor del «no» en Euskal Herria. Por un lado, el Manifiesto en Defensa de la Soberanía Vasca, firmado por mujeres y hombres de la Ribera, que denunciaba «la carrera armamentística, la entrada del Estado español en la OTAN y las gravísimas repercusiones para Euskal Herria en general y nuestra Ribera en concreto: centrales nucleares, polígono de tiro, mili obligatoria y en cualquier país de la OTAN». «Decir no a la OTAN es decir sí a Euskadi», era uno de los lemas del manifiesto.

Por otro lado, estaba la Plataforma contra la OTAN, que reunía a grupos y personas de izquierda y movimientos populares. Otro agente que se implicó fue el Colectivo por la Paz y el Desarme, sin olvidar que también fueron muy activos en aquella campaña organizaciones del movimiento juvenil, ecologistas o feministas, además de la mayoría de los sindicatos y profesionales de la salud.

 

A pie de urna, donde actuaba como interventor, el entonces miembro de la Mesa Nacional de Herri Batasuna Iñaki Ruiz de Pinedo expresaba su íntima convicción de que «dentro de esta batalla vamos a demostrar cómo el pueblo vasco va a ser campeón en la lucha por la paz». Desde Bilbo, Xabier Arzalluz, presidente del PNV, admitió que tenía la impresión de que iba a ganar el «no» y que la abstención iba a ser grande. Quien votó «no», así lo confesó a los medios de comunicación, fue Nicolás Redondo, secretario general de UGT.

El exlehendakari Carlos Garaikoetxea, enfrentado al sector oficial del PNV y que había anunciado su voto negativo, manifestó que «si la idea de quienes van al alineamiento en un bloque militar es defender su seguridad nacional y sus fronteras, yo me pregunto qué seguridad nacional y qué fronteras defendemos los vascos y si éstas son las que separan a unos vascos de otros».

Otra de las cuestiones que estaba en el candelero era el llamamiento de dirigentes jeltzales a votar en euskara. Para Kepa Aulestia, secretario general de Euskadiko Ezkerra, la campaña era «una bilbainada».

Confirmado el triunfo del «no», la fiesta se trasladó al pabellón de La Casilla, en Bilbo. En el acto, según informó 'Egin', las más de mil botellas de champán previstas por HB se quedaron cortas viendo el entusiasmo de los reunidos. En el otro extremo, el ambiente de desolación imperaba en el edificio Granada, sede del PNV en la Gran Vía bilbaina.

Al conocer los resultados en la delegación del Ejecutivo de Lakua, Xabier Arzalluz destacó el carácter de «castigo» del voto mayoritariamente negativo en Hego Euskal Herria, pero se mostró temeroso de cómo entenderían esos datos en Europa. «Esto no nos favorece», dijo el emblemático burukide. A su vez, Ramón Jáuregui, delegado del Gobierno español en la CAV, sostuvo que «el triunfo del 'no' en Euskadi y Catalunya responde a esa cierta radicalidad política que existe en ambas comunidades».